Mirna Suárez, secretaria de la comuna Tugaduaja, al sur de la provincia de Santa Elena, no podía creer lo que veían sus ojos la noche del martes 21 de julio. Entre unos arbustos secos, a 200 metros de la carretera principal que une a su recinto con la cabecera parroquial de Chanduy, yacía parte del cuerpo de un recién nacido que había sido devorado por gallinazos que merodean el área.

La cavidad craneal de la criatura ya no estaba al igual que sus extremidades superiores, mientras que sus dos pequeñas piernas aún permanecían impregnadas a lo que quedaba de su cuerpo envuelto en un pañal manchado de sangre. “Dios bendito, qué terrible”, expresó Suárez mientras se santiguaba.

El lugar del hallazgo (vía Tugaduaja-Chanduy) rápidamente se llenó de curiosos a pesar de la intensa oscuridad. Kléber Lindao Villón, presidente del recinto, señaló que pasadas las 18:30, un ciudadano que pastoreaba su ganado vacuno fue quien se percató del hecho. “Venimos de inmediato a constatar lo ocurrido y nos encontramos con este lamentable suceso, el cadáver del menor está todo destrozado ”, lamentó el dirigente.

Los comuneros de Tugaduaja se mostraron muy conmocionados por lo ocurrido y expresaron su rechazo a los "irresponsables padres" que abandonaron al recién nacido para que sea devorado por los animales. “Si ya estaba fallecido lo hubieran sepultado como todo un cristiano y no de esta manera”, señaló el lugareño Luis Apolinario.

Personal de la Policía Nacional y de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) indagan el caso. “Vamos a investigar para determinar quién dejó en este lugar a la criatura, estimamos que con las pericias que se van a practicar sabremos el tipo de sexo y si lo abandonaron con vida o muerto”, manifestó el subteniente de la Policía Ángel Sisa, quien lidera la pesquisas. (JL)