Está comiendo junto a su retoño preadolescente (8-12 años) y este le cuenta que está ‘enamorado’, usted casi se atora con lo que oyó. ¿Qué hace en esa situación? Lo toma como si fuera un chiste, ‘se hace el loco’, lo reta; ninguna de estas reacciones son beneficiosas para la relación progenitores-vástagos. 

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La psicóloga clínica Kerly Santos aconseja escuchar con atención sus pensamientos/emociones; explicarle que está bien lo que siente (validar), pero no hay apuro en iniciar una etapa que posteriormente realizará. “Incluso puede dar un reflexivo ejemplo: ¿Qué pasa si un corredor se adelanta a su debut? Cuando llegue la carrera real estará agotado, lo mismo pasa cuando nos saltamos etapas”, dice la experta. 

Su colega y catedrática Marcia Colmont revela que a esta edad los niños están experimentando cambios físicos, hormonales y emocionales, relacionados con la pubertad, lo que puede despertar su interés en las relaciones románticas o tener atracciones hacia otras personas. 

“También puede haber influencia del entorno (filmes, redes sociales). Asimismo, podría ser una imitación de modelos adultos o tener necesidad de conexión y pertenencia”, indica Colmont.

‘Enamorarse” en la infancia temprana, más bien podría tratarse de una ilusión o un interés superficial, sostiene la catedrática.

EXTRA 'TIPS'

Mantengan la calma: Respeten los sentimientos de sus chicos y eviten las reacciones negativas o exageradas que puedan hacer que el niño se sienta avergonzado o sienta culpa por lo que siente.

Hábleles de educación sexual: En cada etapa es necesario irlos preparando y previniendo de las situaciones a las que se podrían enfrentar.

El tiempo es importante: Antes que hablar de una edad para enamorarse, debemos estar atentos a su desarrollo y madurez emocional.

Cuidado con los sentimientos: Pilas, de reaccionar de manera negativa, podría causar rebeldía en el menor; quien podría ocultarle las cosas. El chico podría presentar problemas en su autoestima, sentirse dubitativo de sus pensamientos o sentimientos. 

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