La cadete Joselyn Sánchez, implicada en el crimen de la abogada María Belén Bernal, amplió su versión la mañana de este viernes 28 de octubre, en la Fiscalía General del Estado (FGE), en el norte de Quito. Y tras la diligencia, los allegados a la víctima se quedaron con un sinsabor porque indicaron que la procesada cambió todo lo que dijo al principio de las investigaciones.

La última vez que a Bernal la vieron con vida fue el pasado 11 de septiembre, cuando ingresó a la Escuela Superior de Policía (ESP), en el norte de Quito. La abogada visitó a su esposo, el teniente Germán Cáceres, con quien mantuvo una discusión, según las declaraciones iniciales de Sánchez.

Además, indicó a los investigadores que incluso escuchó cómo se bajaba un bulto por las escaleras del edificio en el que dormían los instructores. Sánchez estuvo en una habitación adjunta cuando se dieron los hechos.

Pero ahora “se declaró bella durmiente”, dijo indignada Elizabeth Otavalo, madre de la víctima, quien consideró que es un insulto a la inteligencia el hecho de que la acusada usara la coartada de que estaba dormida cuando ocurrieron los hechos.

Presionada

“Dijo (la cadete) que en su primera versión fue presionada y que ahora quiere colaborar, pero no lo hizo. Lo que dice es falso”, según Otavalo.

Además, en su nueva versión, Sánchez inculpó a dos superiores. “No me corresponde a mí como abogado detallar los nombres (de los oficiales) por principio de reserva, pero ya están en el expediente”, manifestó Joan Paul Egred, abogado de la cadete.

Jesús López, abogado de Otavalo, también se mostró indignado tras la diligencia. Explicó que durante la intervención de Sánchez, ella cambió en un 80 por ciento su versión original. Pese a eso, existen testimonios que sostienen la teoría del caso.

Algo que sí le preocupa es que se revoque la prisión preventiva de la sospechosa, quien nombró a un capitán entre los recientes inculpados.