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¡Por chupar lo violaron!
Al parecer, recibió escopolamina en un cigarrillo.
En reunión de compañeros de trabajo habrían presuntamente abusado de un hombre.
Los esposos José Pérez y María Gómez (nombres protegidos) atravesaron a la una de la madrugada del sábado la puerta principal del servicio de Urgencias del hospital público de Ambato. Una mala jugada de alguien lo dejaría a él como presunta víctima de un abuso sexual...
La evidente desorientación del hombre, el fuerte vómito que presentaba y el inexplicable e intenso dolor en el trasero hicieron que la esposa lo llevara a esa hora de la madrugada y de inmediato a la casa de salud, después de que él llegara a su vivienda de una reunión con compañeros de trabajo.
La doctora que lo recibió dedujo, en un primer momento, que José habría recibido escopolamina, esa droga altamente tóxica que en las manos inadecuadas permite toda clase de delitos, e incluso aberraciones.
Y es que la escopolamina deprime las terminaciones nerviosas del cerebro, del corazón, de los intestinos y otros tejidos, y es usada con fines delictivos para robar o violar. Los efectos suelen acabar en forma de intoxicaciones a veces muy graves que provocan taquicardia, arritmia y sicosis.
José “presentaba aparentemente síntomas de haber sido escopalaminado, ya que vomitaba, por lo que al ser revisado se había quejado de un dolor en el ano y no se podía sentar”, resume la información oficial que da cuenta del hecho que surgió la tarde del viernes en un lugar de esa conocida ciudad.
Fiesta de amigos
José se fue de ‘san viernes’ con sus compañeros de labores al sector del Mirador de Miraflores, zona céntrica de la capital de Tungurahua. Hasta allí nada le hacía presagiar algo malo.
“Luego de salir de su trabajo se habría quedado a tomar bebidas alcohólicas con sus amigos de labores”, confirma el parte policial.
Pero parece ser que ‘firmó su mala suerte’ cuando “uno de sus amigos le da un cigarrillo y, desde ese momento, no se acuerda de nada”.
Todo se le borró de su mente, uno de los efectos más notorios de la administración de este tóxico es que deja la ‘mente en blanco’ como una de sus secuelas más notorias.
Hacia la medianoche, al parecer, los propios amigos lo dejaron en casa.
Y ahí es cuando comenzó el calvario para su esposa y él. Ella lo vio en tan mal estado que no dudó en salir rumbo a que le prestaran atención médica.
Fue la legista del hospital la que les dio, después de varias horas, la ‘mala nueva’: los exámenes realizados corroboraron el extremo de que José “habría sido abusado sexualmente, ya que presentaba lesiones en el ano”.
Por eso, hoy el afectado sigue un tratamiento médico para quitar los rezagos de la droga y sicológico por la violación de la que fue objeto.
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) sanciona con pena privativa de libertad de 19 a 22 años la violación cuando a la víctima se halle privada de la razón o del sentido, o cuando por enfermedad o discapacidad no pudiera resistirse.