La mañana de este 31 de octubre, EXTRA informó sobre la sorpresiva presencia de un cocodrilo en la zona natural aledaña a la urbanización Belo Horizonte, en el kilómetro 11 de la vía a la costa, en Guayaquil. Relató cuáles fueron las reacciones de los ciudadanos, que al unísono pidieron que se lo proteja. Las alarmas o el miedo quedaron de lado.

Antes de las 09:00, un reptil de gran tamaño merodeó la ribera del estero y el límite con la urbanización, que está separada por un alambrado.

Minutos después, el cocodrilo se retiró del sitio y enseguida apareció otro reptil, que al parecer se encuentra en proceso de incubación, según vecinos de la zona. Los habitantes del sector solicitaron la presencia de las entidades encargadas de la protección de la fauna silvestre, aunque el cocodrilo no representa peligro para los ciudadanos en esa zona. Con fotos y videos, retrataban la presencia del reptil.

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“Me parece increíble. Es majestuoso. Animalistas y biólogos que residen en esta ciudadela aseguran que están poniendo huevos, no lo sé. Quizás con el pasar de las horas se vaya, pero es hermoso. Aquí nadie quiere que le hagan daño, solo pedimos a las autoridades de control que vengan y confirmen si está bien, si es normal que salga de su hábitat... Es enorme, en serio. Sabía que años atrás apareció una especie de este tipo en Puerto Azul, pero solo lo veía por fotos. Hoy es mi vecino... Ni en el Parque Histórico o la isla Santay los había visto tan de cerca”, señaló Paola Carrasco, residente del complejo habitacional.

En un comunicado emitido la tarde de ayer, la zonal 5 del Ministerio de Ambiente aseguró que ante la presencia del cocodrilo la entidad se encontraba monitoreando al espécimen. Aseguró que al ser época de anidación, el animal se encontraba descansando.

“Hacemos un llamado a la ciudadanía a evitar acercarse y estresar al reptil, debido a que están en un proceso natural y se encuentran dentro del área protegida de la Reserva de Producción Manglares El Salado”, señaló.

Ciudadanos de vía a la costa, como Estefanía Lozano y Carlos Burneo, como el resto, dijeron estar sorprendidos de la visita y se alegraron de que en el sector nadie haya exigido que los retiren.

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“Me alegra mucho que todos hayamos respetado su presencia. Finalmente, los invasores somos nosotros, el hombre. Este es su espacio. El estero y todo lo que había en este entorno, previo a que se urbanice, les pertenecía a estos reptiles y muchos otros animales. Ahora solo pido que Ambiente monitoree el caso. Que no permita que nadie los vulnere o ponga en riesgo”, señaló Lozano.