Exclusivo
Actualidad

Los vecinos cuidan que nadie abra las fundas y esperan a que el recolector llegue.Jorge Quimí / Extra

Los ‘vigilantes’ de la basura

En una zona de Flor de Bastión, los vecinos optaron por cuidar que su cuadra se mantenga limpia. En otros sectores los hacinamientos son permanentes.

Lidiar con esos vecinos que arrojan basura en las calles se ha convertido en un martirio para Alexandra Freire, Agapito Contreras y Valeria Silva, moradores de Nueva Prosperina, noroeste de Guayaquil.

En la esquina de sus viviendas, al pie de una zanja, existe un botadero que se forma porque algunos vecinos no respetan los horarios de recolección.

“Ya se ha hecho costumbre que pasa el carro recolector y ni a las dos horas ya hay basura regada. Uno no puede ni reclamar porque se ponen bravos y responden que ahí es el botadero”, dice Alexandra, quien habita en la manzana 1071 y se queja de los malos olores.

Situación similar padecen los moradores de otras zonas del noroeste de Guayaquil. En el bloque 4 de Flor de Bastión, por ejemplo, conviven con un botadero permanente, asimismo, al pie de una zanja conocida como ‘los tubos’.

En ese sitio, el problema empeora porque además de la basura abandonada están los ‘hacheros’ y chamberos, que por conseguir material de reciclaje rompen las fundas y riegan los desechos.

Hasta hace un año, a escasos cien metros de ese botadero tenían el mismo problema. Pero un grupo de moradores decidió enfrentarlo y evitarlo convirtiéndose en una especie de guardianía de la basura.

Cada vez que el recolector de basura pasa por el sector, ellos se plantan a observar que sus vecinos saquen las fundas de desechos bien atadas y en orden, para evitar que los desperdicios ensucien ese tramo del barrio.

Esta guardianía está encabezada por Juana Calderón, quien cansada de la peste empezó una minga con su nuera y su hijo, Carlos Gushqui, quienes luego de dejar el lugar limpio, empezaron a cuidar para que se mantenga así.

Y lo han conseguido. El miércoles pasado, mientras el recolector de Puerto Limpio se acercaba, los vecinos de esa cuadra iban sacando los desechos y los acumulaban en una zona específica.

La presencia de estos ‘vigías’, además, aleja a los ‘hacheros’ o chamberos y las fundas se mantienen cerradas.

“Aquí nos quedamos hasta que el recolector se lleva toda la basura y no dejamos que nadie se acerque a buscar nada. Les hablamos de buenas maneras, pero serios. Es lo que nos ha tocado hacer para mantener limpio el lugar y evitar infecciones y contaminación”, agregó el vecino Danny Guerrero.

Horarios y frecuencias

Victoria Cevallos sabe que por su calle no pasará el recolector de basura, pues el acceso solo está limitado a la avenida principal. Por esa razón, cada vez que escucha el sonido particular del recolector saca la basura y la deja en el botadero. “Hay otras personas que no esperan a que pase el recolector y dejan la basura a cualquier hora”, dice la mujer.

La empresa de recolección de basura, Puerto Limpio, indicó que en esos sectores de la ciudad existe una recolección establecida en diferentes días y horarios.

“Cuando el acceso es difícil por la configuración de las calles se les dice a los vecinos que dejen los desechos en una zona específica, solo los días y en los horarios en que el recolector pasa”, explicó Karla Aguas, vocera de la institución.