María Manobanda vendía tranquilamente su lavacara de espumilla en la Plaza de la Independencia, Centro Histórico de Quito, hasta que oyó la palabra: marchas. No sabía que este 8 de marzo se tienen previstas movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer, solo que no se sabe si serán completamente pacíficas.

Para ella sería desastroso que las movilizaciones se tornen violentas y, recordando el paro de junio de 2022, no le den chance de salir a ‘camellar’.

La preocupación surge porque entre quienes estarán en las marchas son los frentes femeninos de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Leonidas Iza, presidente del movimiento, dijo que si bien no liderarán estos actos, sí estarán junto a sus compañeras.

300 uniformadas

Víctor Herrera, comandante del Distrito Metropolitano de Quito, dijo que se preparó un dispositivo con poco más de 300 mujeres policías para dar seguridad a la marcha. “El objetivo es garantizar que todos estos actos sean pacíficos. Este dispositivo estará liderado por oficiales directivos en el grado de coroneles”, indicó.

Detalló que se ejecutarán niveles de intervención en caso de que no se acaten las disposiciones de mantener en paz las movilizaciones. “Se ha hablado previamente con los colectivos para evitar infiltraciones y que estas se tornen violentas”, acotó el oficial.

Temor

Según Herrera, la distribución de las agentes del orden se hará confirme avancen las movilizaciones. Y esto atemoriza a vendedoras como Rosa Taco, cuyo ‘bastión’ es el Centro Histórico, cerca del Palacio de Carondelet.

“Si las marchas se tornan violentas, la perjudicada seré yo porque la Policía hará sus operativos y empezará a dispersar a la gente. Entre ellos, a nosotros, los comerciantes”, dijo preocupada, ya que así no podrá trabajar en paz.