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Diario Extra Ecuador

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Sus voces no saben de limitaciones

La Orquesta Sinfónica de la Prefectura ensaya en el centro de Guayaquil y hay días en que también lo hacen con su grupo de coristas, todas niñas entre los 8 y 11 años.

Las niñas han participado en dos conciertos de la Orquesta.

Las niñas han participado en dos conciertos de la Orquesta.Captura de video

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El número de coristas siempre varia. Las niñas que se han inscrito de forma particular casi no fallan, pero el grupo del Instituto Secular Perpetuo Socorro sí lo hace. Esto sucede, según el número de chicas que puedan ser reintegradas a sus familias. Dejan el hogar, vuelven a su barrio y por lo tanto, dejan el coro.

Lo hacen cuando el abuso sexual, la pobreza extrema o la violencia en general, haya cesado y puedan retornar. El coro al que se juntan y por el que cada año audicionan pertenece a la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Prefectura del Guayas.

Por ahora, son 9 las coristas que cada viernes ensayan y de ellas, 6 son del Instituto que a su vez les sirve como un hogar de acogida. Dicen que ven a sus familiares de vez en cuando, que ellos trabajan mucho, pero cuando pueden hay tías o primos que las visitan.

Hay quienes, en cambio, prefieren no decir nada.

Isabel Pacheco es administradora del Perpetuo Socorro y conoce sus historias: “Muchos casos han sido también abuelitos que no han podido hacerse cargo y las dejan aquí”.

Isabel sigue de cerca el avance de cada una, son 34 niñas en situaciones de riesgo que han llegado hasta allá y aunque tienen capacidad para más, los recursos no les alcanza para extender el cupo.

“Tenemos un profesor de música que viene de dos a tres veces por semana en la noche”, cuenta Isabel sobre las oportunidades de recreación que se les abre con esto y que desde el 2017 se ha potenciado con la creación de la orquesta y la inclusión de las niñas en sus ensayos que en este 2018 han sido muy pocos.

Las prácticas se dan en el Oro y Av. Quito, el Instituto se encuentra en el mismo lugar y por lo tanto, solo cruzan una puerta para llegar.

Ninguna es profesional en el canto, pero aunque tienen solo entre 8 y 11 años, ya todas se preparan para serlo. El tema que aquí todas dominan es ‘Guayaquileña bonita’, pero si tuvieran que decidir, cantaran reguetón y solo una se inclinaría por la ópera.

“Yo quiero tocar el violín mientras canto”.

“Yo quiero tocar todas las instrumentos”.

“Cuando recién entramos nos hicieron afinar la voz, me gustó mucho”.

El grupo está hecho de anhelos. Ya han tenido dos apariciones públicas: el Malecón 2000 y una casa de adultos mayores. Sus nombres no se pueden revelar, sus rostros menos aún fotografiar, pero sus voces en conjunto hacen una melodía que viaja sin problemas.

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