La pandemia ha provocado que el sistema de salud del país se encamine al peor escenario que puede enfrentar: decidir a qué paciente crítico se le salva de la muerte.

Médicos advirtieron que la situación está ‘fregada’. Incluso, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional pidió ayer al presidente Lenín Moreno que declare el estado de excepción durante 30 días para ocho provincias.

La gente no ha cumplido las medidas de bioseguridad. Hay una sobresaturación en los hospitales. Y no hay espacio para atender a tantos contagiados, según Víctor Álvarez, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha.

Entonces está ocurriendo lo más duro. Ya pasó en Italia en 2020, cuando los galenos debían decidir quién vivía y quién moría, porque los insumos médicos no eran suficientes. Esta realidad se estaría replicando en Ecuador.

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Se convertiría en la cuarta etapa de la pandemia y sería una medida extrema, dijo Álvarez. Añadió que estas decisiones se toman en circunstancias extremas, como los conflictos bélicos y los desastres naturales.

Explicó que en la actualidad no existe ningún protocolo o normativa para que algún médico tome esta decisión. Pero si lo hubiese, los encargados de realizarlo serían la Comisión de Bioética del Ministerio de Salud y otros sectores como la academia y la sociedad científica. “Ese proceso no deberá ‘contaminarse’ con situaciones dogmáticas ni políticas”.

Sin embargo, hay condiciones clínicas que los médicos toman en cuenta antes de decidirlo.

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Lara Díaz lloró afuera del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), en el centro-norte de la capital, la mañana de ayer. Su esposo, de 63 años, se quedó internado en la casa de salud porque tuvo complicaciones con la enfermedad. No podía respirar bien.

La señora, quien también tiene el virus, contó que cuando fue con su pareja a la zona del triaje, los médicos los atendieron con prontitud, a pesar de que había varias personas esperando su turno y de que todas las áreas COVID están repletas. “A los más críticos los ingresaban y a los que podían estabilizarlos afuera, les colocaban oxígeno”, indicó.

En esta casa de salud existe una ocupación del 100 % en las áreas que tratan pacientes con coronavirus. En hospitalización hay 55 personas, en la Unidad de Cuidados Intensivos 65 y en emergencias 31.

Al plantearle a Díaz la probabilidad de que su pareja podría entrar en este nuevo escenario en el que se decidiría si vive o no, la mujer respondió:“Dios bendiga a los médicos para que salven muchas vidas”.

Una decisión dura

El emergenciólogo Édison Endara señaló que no es fácil tomar esta alternativa, a pesar de que se basan en condiciones científicas. Para el galeno y catedrático universitario, esta decisión implica aspectos éticos y legales.

Añadió que los profesionales de la salud deben tener una relación óptima con el paciente y sus familiares para, de ser el caso, prepararlos para la fatal noticia.

Endara también indicó que para evitar este escenario se debería individualizar a cada paciente, pero para esto se necesitaría más personal, insumos médicos e infraestructura.