La lluvia cae fuertemente sobre la cabeza descubierta de Manuel Robalino, cabo primero de la Unidad de Control de Tránsito (UCT). Lleva cuatro horas con el agua a la altura de las canillas, intentando que ningún carro se ‘ahogue’. Debido a las fuertes lluvias, el río la Camarona se desbordó a la altura de Cerecita, generando inconvenientes de tráfico y caos entre los conductores que buscaban tomar la vía a la Costa o regresar a Guayaquil.

“Pocas personas nos ven aquí, pero siempre estamos para ayudar”, dice Robalino. Justo en ese momento, una camioneta que conduce un adulto mayor queda atascada en medio del agua.

El agente, sin titubear, corre unos 20 pasos hasta el vehículo, le pide al hombre que no se baje y él se encarga.

Con las manos en la parte trasera del auto, empieza a empujarlo. No es suficiente. La fuerza del agua no permite hacer mucho. En ese momento, uno de sus compañeros se percata de la situación y va a ayudarle.

Entre los dos lograron sacar la camioneta. El conductor solo hace un ademán y continúa su camino. La escena se repite en bucle cada ciertos minutos, cuando algún conductor no se percata de la inundación y pierde el control de su automotor.

“Hace un rato casi se vuelca un tráiler porque como todo está oscuro, no alcanzó a ver que iba de frente al agua”, comenta Robalino.

Las lluvias en este sector empezaron sobre las 16:00, pero con el paso de las horas fue acrecentando, empeorando la situación.

Todo esto generó que algunos árboles se cayeran y hubiera derrumbes en ciertos sectores de la carretera.

“Tenemos que continuar aquí hasta que la situación sea segura para todos los que transiten en esta zona, sin importar el tiempo que nos quedemos”, concluyó el agente.