La ‘pipol’ no se piensa dejar de ningún ‘bicho’, peor aún de la viruela del mono, enfermedad viral que se transmite por secreciones y que, producto del último brote en la región occidental, registra casos en Europa y hasta en la ‘Yoni’.

Sin embargo, en Ecuador, los ciudadanos se mantienen “en alerta, pero con calma”. José Coronel, vendedor, es uno de ellos. El hombre afirma que, aprendiendo de lo sucedido con la COVID-19, solo queda la precaución. "Yo me siento tranquilo, pero tampoco me gustaría enterarme porque causa estrés eso" afirma.

Gabriel Piza, al igual que José, aún ve al patógeno desde lejos. No obstante, considera que se puede evitar. "Las personas encargadas deberían controlar los aeropuertos o en Huaquillas" sugiere. También cuenta que "hay que halarles las orejas a los irresponsables que tosen, estornudan y hasta escupen en la calle y sin mascarilla".

Por otro lado, Nayeli Lozada sí siente un poco de temor ante la posibilidad de que la viruela símica llegue al país. La joven percibe más preocupación por los niños. En su caso, sus dos hermanos, de 5 años y de 1 mes, tomarían ‘full’ vitaminas.

El virólogo Esteban Ortiz, docente investigador de la Universidad de Las Américas (UDLA), sostiene que el riesgo de que esta enfermedad llegue al país es bajísimo. “Por ahora puedo sugerir que las personas estén atentas a algún tipo de señal de algún sarpullido y que vean algún tipo de enfermedad parecida a la varicela”.

En cambio para el médico Daniel Simancas, epidemiólogo, “no hay que relajarse”. “A nivel de país hay que tomar medidas como alertas sanitarias, capacitaciones al personal médico , controles fronterizos y aeroportuarios con cuestionarios. Todo esto para evitarla y, si es que aparece, controlarla” comenta.

Conforme a lo que dice la Biblia, en Mateo 24, sobre los últimos tiempos, el pastor Miguel Mendoza asegura que este tipo de afecciones raras y pestes se han proliferado. “Sí se puede decir que la incidencia de enfermedades y terremotos es mucho mayor que en los primeros siglos” expresa.