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Cuenca está “garísima” ¿cachas?

Sí, aquí se habla el mismo idioma, no obstante, las expresiones son otra historia. Palabras que van desde un simple ‘genial’ a ‘mentira’ o ‘chendo’ en frases que no muchos conocen.

Ecuador, un país pequeño en dimensiones, pero, gigante en expresiones. A la hora de moverse entre ciudades es corto el tiempo que se necesita, por ejemplo, una hora para llegar a Quito desde Guayaquil en avión y no más de cuatro horas entre Cuenca y el Puerto Principal en carro, esto hace pensar que no cambia mucho de un lugar a otro más que su clima o gastronomía. Sí, aquí se habla el mismo idioma, no obstante, las expresiones son otra historia. Palabras que van desde un simple ‘genial’ a ‘mentira’ o ‘chendo’ en frases que no muchos conocen.

Esas palabras ‘desconocidas’ sorprendieron a Paola Obregoso, guayaquileña que por azares del destino se mudó a Cuenca en el 2000. Luego de establecerse consiguió un trabajo en la Atenas del Ecuador como supervisora de una concesionaria de autos. “No entendía qué era ‘chendo’ o ‘ñuto’ y tenía que preguntar, incluso se me reían”, recuerda Paola. Poco a poco entendió las palabras y sus contextos.

´Chendo’ y ‘ñuto’ son expresiones morlacas que significan ‘broma’ y ‘hecho trizas’ respectivamente. Estas palabras distan de las que se usan en Guayaquil -a pesar de tener el mismo significado- donde una broma se la conoce como ‘paro’ y en Quito como ‘cacho’.

Es imposible no reconocer el ‘cantado’ característico del cuencano, que mientras hace ‘la foca’ (pasa vergüenza) por contar algún chiste ‘caldoso’ (sin sentido del humor), envuelve su cuerpo con sus brazos diciendo “achachay” (¡qué frío!). También los diminutivos no son indiferentes del morlaco que acostumbra a decir palabras como ‘rapidito’ ‘aquisito’ o ‘alguito’.

Esa es la historia de Javier Calle, cuencano radicado hace varios años en Guayaquil, que le tocó adaptarse a las expresiones que aquí se usan. Cuenta que en varias ocasiones su esposa, que es guayaquileña, no le entendía cuando decía que algo estaba ‘gara’ o ‘garísima’, refiriéndose a una situación ‘asombrosa’. “La historia de este término se da porque el ‘gara’ es el macho de los cuyes, y el único macho, por lo tanto, el predominante que está con todas las hembras del cuyero, así que ‘gara’ es por algo muy ‘bacán’, como se dice en Guayaquil y la mayor parte de la Costa ecuatoriana”, sentencia Javier.

Su experiencia no acaba ahí, pues en el lugar donde laboraba en esa época tenía que coordinar a los trabajadores -en su mayoría ‘guayacos’- quienes en vez de decir ‘de acuerdo’ pronunciaban ‘está chato’. Así mismo sucedía con las herramientas laborales, como las camionetas, que en la ciudad morlaca para referirse a la parte trasera de las mismas se le dice ‘paila’, en cambio, en Guayaquil se le llama ‘balde’. Javier cuenta que en su ciudad natal no usan muchas expresiones de Guayaquil, pero, que hoy en día están familiarizados con la mayoría de ellas.

Las expresiones que muchos se usa en el día a día son un reflejo de una parte de la identidad y cultura de la ciudad donde crecimos -o nos tocó crecer-. El ‘guayaco’ no suele decir ‘vamos por unas cervezas’ sino ‘vamos por unas bielas’. Si luego del ‘chuchaqui’ -expresión que se comparte en todo el país y se refiere a la resaca que pueden tener algunos ahora mismo, luego de celebrar las fiestas de Cuenca.