Mercedes Hortensia Vásconez Espín sonríe. Es coqueta. Y tiene unos truquitos de belleza para ‘bajarse’ unos añitos...

Usa cremas con productos naturales. Y el maquillaje ante todo: rubor y labial.

“Hay mujeres jóvenes que se olvidan de su cuidado personal. Se ven mucho mayores a la edad que tienen”, dice. Es la voz de la experiencia.

Mercedes nació el 21 de marzo de 1913. Y ayer cumplió 108 años. Los lleva con orgullo. Con mucho garbo.

Escucha y habla con claridad. Lo único que no puede hacer es movilizarse con normalidad por la fragilidad de sus huesos. Pero eso es lo de menos para esta sabia mujer.

La buena alimentación, el trabajo honrado y estar alegre han sido la clave para su larga vida.

Tuvo diez hijos con Ángel Ripalda, con quien se casó cuando tenía 20 años. Tres de ellos murieron, pero sus otros siete hijos: Laura, Hernán, María, Marcia, Carlos, Gonzalo y Luis la cuidan prolijamente porque es su mayor tesoro.

Su vida

Desde niña sus padres le enseñaron a ganarse la vida trabajando. Estuvo por Quito, Guayaquil y Píllaro como artesana y hacía labores en casa. Quedó viuda hace 38 años, cuando ella bordeaba los 70.

Gonzalo, el antepenúltimo hijo, cuenta que tiene 18 nietos, 21 bisnietos y dos tataranietos. “Para nosotros es la dicha más grande tener a nuestra mamá, que ha sobrevivido al terremoto y ahora sigue con nosotros en esta época de pandemia”.

Laura, su hija, comenta que a su mamá le gustan los eventos de belleza. En los grupos de la tercera edad participaba en los concursos de Madre Símbolo y ganaba. Siempre pide que la ayuden con su rutina de belleza. Le gusta consentirse.

Permanece en la casa de Luis, donde han extremado los cuidados en esta época. Y por eso su cumpleaños lo celebraron en dos días, para evitar las aglomeraciones de aquellos que querían desearle un feliz año más de vida.