Llegó el fin del año lectivo y con ello el dolor de cabeza de algunos padres de familia: los tenebrosos supletorios.

En ocasiones, los hijos no logran el aprovechamiento mínimo para ser promovidos al siguiente curso y deben optar por exámenes que son como un ultimátum.

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Sin embargo, pasarlos no suele ser lo más complicado, sino la manera en la que se aborda el tema en el círculo familiar.

“Lo primero que se piensa cuando llega un supletorio es en castigo, pero no se mira detrás de eso”, refiere el psicólogo Rodolfo Rojas, director del Consultorio de Atención en Psicología Clínica de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG).

Él detalla que los casos de adultos que amonestan a los hijos sin indagar en las razones son muchos. “Rápidamente se busca el culpable, pero no se investiga qué ha ocurrido. Puede que a mitad de año se haya cambiado de docente y el menor no se haya adaptado”, dice Rojas.

El experto, además, propone que el castigo físico no es una opción viable. “En cambio, se puede hacer de otras formas, como no ceder ante ciertos privilegios. Estos pueden ser, por ejemplo, concederle tiempo con un videojuego”, comenta.

Pero él alerta que de igual manera se deben establecer límites. “No se debe pensar que con diálogo solucionamos todo, también hay que tomar acción”, finaliza el psicólogo.

Si es adolescente, tener paciencia

Se debe considerar que la etapa de adolescencia es un ciclo que presenta cambios drásticos en los menores y están intentando acoplarse.

Brindar acompañamiento

En el caso de los adolescentes también es importante estar para sostenerlos e incluirse en su crianza. No se los debe dejar solos si necesitan ayuda solucionando problemas, en este caso, de educación.

Estar para detenerlos de lo malo

Las redes sociales dan acceso a todas las opciones que podría llegar a tener un adolescente. Allí los padres deben considerarse presentes todo el tiempo para avisarles de los peligros como la copia o el plagio.

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