El clima estuvo bacán para empiernarse. Ayer, Guayaquil amaneció fría, con 22°C a las 08:00. Sin su habitual solazo mañanero, la ciudad lució opaca, como si estuviera ‘chuchaqui’ de sus propias fiestas de Independencia. Igual que la ‘careta’ de muchos en las calles, despeinados y buscando algo caliente para coger calor.

En muchas esquinas, en vez de la ‘biela’ heladita, las ‘vaciladas’ fueron con otro tipo de tragos. Esos que van quemando el gañote y dejan un ardor intenso en las ‘tripas’, ¡solo para estómagos fuertes, ñaño!

En esa intención parecían andar dos ‘panas’ mayorcitos, en la 17 y Maldonado. Uno sacó de una funda negra una botella plástica con un líquido que parecía ‘guanchaca’, y un vaso pequeño de plástico.

A unos tres metros, en una banca metálica, un hombre de cabello cano dormía plácidamente. Estaba ‘seco’. ¿Habrá sido por resaca, o por cansancio? Ojalá no lo hayan pasado ‘rastrillo’ en los bolsillos...

En Capitán Nájera y Balzar, tres ‘manes’ le daban ‘vuelta’ a una botella de whisky que rebajaban con mineral. ‘Chupaban’ con salsa de fondo que salía de un parlante.

Más allá una señora intentaba vender pollo por libra en una mesa de madera, con la esperanza de que quienes no se hayan emborrachado le hicieran el gasto. Porque cuando uno se va de ‘jarro’ no quiere cocinar, ¿si o qué?

Los favorecidos fueron los locales, carretas, triciclos y ‘agachaditos’ de encebollados. El caldo ‘poderoso’ fue la solución ante la brisa fresca que se ‘paseaba’ por todos lados, también para los amanecidos.

Hubo filas para comprar y mesas llenas, como en una picantería de Huancavilca y Víctor Hugo Briones, donde un hombre despeinado y de barba crecida ansiosamente se mandaba cucharadas del platillo.

No faltó el que aprovechó la modorra de los que no querían salir de casa para ganarse algo, como el peluquero que le ‘metió’ tijera a un señor, en Brasil y Guerrero Martínez.

Ayer, último día del feriado por el 9 de Octubre, hubo ‘chance’ de relajarse. Hoy, lunes, ya es de ‘camello’. Pero igual ha de asomar uno que otro ‘chuchacoso’. Porque el ‘guayaco’ lleva lo parrandero en su ADN.