Los azadones, picos y palas quedaron parados en las entradas a Nuevo Alausí, zona cero del deslizamiento. El jueves 30 de marzo de 2023, las autoridades dispusieron que solo los equipos de rescatistas pasaran al sitio.

“Hubo una grieta y cuando se tenía que evacuar había demasiada gente”, dijo uno de los bomberos de Guayaquil.

En la tarde del miércoles sonaron las alarmas y, según el bombero, los equipos de rescate debieron esperar a que la población civil salga, lo que representó un peligro para los rescatistas.

Decenas de comuneros reclamaron por las restricciones. “Venimos a ayudar, no a molestar”, gritaron frente a las vallas que colocó la Policía.

En otra de las entradas estaba Oswaldo Diagloa, quien desde la mañana del lunes ha buscado a la familia Caranqui. Quedaron sepultados su primo, esposa e hijos”, explicó.

Él también se quedó a la espera de alguna otra disposición que les permitiera seguir ‘metiendo’ pico y pala con los más se 200 bomberos que continúan las labores de rescate.

“Sabemos que no están con vida, pero queremos darles una sepultura digna. Llevarlos a nuestras comunidades”, dijo.