Ana Karina Silva Olmedo cumplirá 43 años el próximo 30 de diciembre. Y cada aniversario es un recordatorio de lo que ella cree que ocurrió después de nacer: habría sido robada de los brazos de su madre. Hoy ha recurrido a las redes sociales para encontrarla.

Las versiones de cómo llegó a la familia Silva Olmedo no coinciden. Le contaron que su madre biológica la había regalado. Pero no sabe ni su nombre.

Consiguió la historia clínica de la maternidad, en la que consta el nombre de Alba Olmedo, su mamá ‘adoptiva’, pero aparentemente con datos de su verdadera madre, dice Ana Karina desde Alemania, en videollamada con EXTRA.

Ella aprovechó una beca para estudiar en Alemania. Se quedó allí. Pero hace siete años quiso tener hijos con su esposo sin éxito. Le hicieron exámenes y le diagnosticaron la enfermedad de Hashimoto y Síndrome de Ovario Poliquístico. “Los médicos me dijeron que son hereditarias y que le preguntara a mi mamá”, relata.

Nadie de la familia había sufrido esas enfermedades. Luego del tratamiento lo logró. “Le preguntaba (a Alba) si cuando estaba embarazada de mí sentía lo mismo o que me mandara fotos de ella con la panza. Nunca hubo”, explica.

Semanas después recibió un correo en el que Alba le confesaba que no era su hija biológica. En esa carta le dijo que fue abandonada por su madre.

ATANDO CABOS

En la historia clínica se puede ver que alguien tachó los nombres de la madre biológica. Además, en la descripción se lee que la parturienta tenía 17 años y Olmedo 27 cuando nació Ana.

EXTRA se contactó con la trabajadora social implicada. Ella cuenta que recibió, en los 70, la llamada de una mujer que quería entregar a su bebé porque no podía cuidarlo. “Yo le puse en contacto con ellos... no sé cómo sería el proceso de adopción”, admite.

No hubo trámites de adopción, aparentemente los datos de Alba Olmedo solo se sobreescribieron en los de la madre biológica. “Hay cosas que no concuerdan, por ejemplo dice que mi mamá tenía una mala situación y luego que los ingresos de la familia eran de 7 mil sucres”, manifiesta.

“Yo nunca vi a la chica que creo que era de provincia y no me acuerdo el nombre”, espeta la trabajadora social.

Varias personas se han contactado con ella para decirle que están en situaciones parecidas, que fueron robadas justo en la década de 1970. “Parece que era una práctica cotidiana”, suelta Karina.