La tarde y noche de este miércoles 8 de septiembre del 2021, inició el plan piloto dispuesto por el Municipio de Quito para la reapertura de discotecas, karaokes, bares y centros de diversión nocturna.

En total son 106 establecimientos que entraron a esta 'prueba' que tiene como finalidad garantizar un proceso ordenado y seguro a la reactivación económica de este sector, siempre y cuando se priorice la salud de la ciudadanía.

La discoteca Buga, ubicada en la zona rosa de La Mariscal, en el centro norte de la ciudad, abrió sus puertas luego de un año y ocho meses de haber permanecido cerrado por la pandemia.

Su dueño, Alex Herrera, alegre, comenta que ya era hora de volver a trabajar. El hombre dice que cumplirá con la normativa que dispusieron las autoridades para que no los vuelvan a cerrar.

Por el momento, el aforo en estos sitios es del 30 por ciento. En el Buga, antes de la pandemia ingresaba hasta 200 personas pero ahora solo pueden estar 60.

Los clientes deben presentar obligatoriamente el carnet de vacunación con las dos dosis para poder entrar. Daniel Boada fue hoy junto a sus amigos de la universidad porque tenían ganas de 'pachanga'.

El joven, de 21 años, estaba motivado luego de tanto tiempo de pasar en la casa en clases virtuales. "Queremos quitarnos el estrés".

Boada y sus compañeros ingresaron a la disco y los llevaron hasta una mesa. Alrededor de esta, en el suelo, había pegada una cinta adhesiva que separaba este espacio de otra mesa.

Herrera explicó que sólo pueden bailar en el espacio destinado para ellos. Ahí podrán quitarse la mascarilla pero cuando salgan de ese cuadrante para ir al baño o pedir alguna bebida, tendrán que volverse a colocar.

Un mesero anota la hora de llegada de los chicos, 19:30, y dice que a las 21:30 pasará por ahí diciéndoles que se acabó su tiempo de permanencia en el local. Esta es otra de las medidas que se deben cumplir según el plan piloto.

Alejandro Vaca y sus amigos de trabajo esperaban en la avenida Diego de Almagro para entrar a una disco pero a la que fueron estaba repleta. "No nos íbamos a meter en un lugar donde no se cumple el aforo".

Los jóvenes decidieron entrar a un bar restaurante hasta que puedan ir a bailar sin miedo a contagiarse del coronavirus. Por su parte, Boada y sus amigos se quedaron en el Buga "perreando hasta abajo".