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La madre del pequeño murió de un derrame cerebral, poco después de dar a luz.Karina Defas /Extra

¡No conoció a mamá!

La madre del pequeño murió de un derrame cerebral, poco después de dar a luz. Su ahora tutora busca un empleo en el que pueda cuidar a su sobrino.

El pequeño duerme profundamente sobre una modesta cama. Apenas se mueve, su tía Ana, acomoda su colcha y se queda pensativa.

Mira en él, el rostro de su hermana menor, la más joven, con quien lloró la última vez que la visitó, porque no sabía qué iba a ser de su vida con un pequeño en brazos.

María Manuela Daquilema, apenas tenía 18 años y quería ser maestra, pero un derrame cerebral le impidió cumplir ese sueño, poco después de dar a luz.

“Yo llegué cuando estaba agonizando, cuando dijeron que no había nada más que hacer”, dice Ana Daquilema entre lágrimas.

Ella y sus padres oriundos de Guamote en la provincia de Chimborazo no entendieron bien qué pasó en la sala de un hospital en Riobamba.

“No nos explicaron mayor cosa, y del sufrimiento tampoco preguntamos más”, relata.

Eso fue hace casi un mes y el bebé que además nació cuatro semanas antes de lo previsto, quedó bajo el cuidado de su tía. Ella se lo trajo a la capital, donde reside desde hace 10 años, donde vino a buscar oportunidades de trabajo y se quedó.

Sin embargo, al llegar con el niño en brazos, perdió su empleo, pues la dueña del restaurante donde laboraba le dijo que no podía ir con el bebé.

Se quedó sin sustento y con una hija de 9 años que mantener. “No quiero dejar a mi sobrino con otras personas, no lo van cuidar como yo”, dice.

Las pertenencias del pequeño son muy escasas, un par de pantaloncillos y suéteres.

Pero lo más grave es que al no ser la madre del pequeño no tiene leche materna para alimentarlo, por lo que debe comprar una de fórmula.

“Cuesta como 17 dólares y dura un poco más de una semana”, afirma la mujer de 29 años que reside en un cuartito, cerca del ex penal García Moreno, en el centro de Quito.

Otro tema son los pañales que necesita diariamente, elemento del que no puede prescindir.

“Solo quiero un trabajo donde pueda llevarlo, no puedo dejarlo”, dice mientras los carga.

Lo inscribirá como suyo

La mala noticia le llegó a Ana el 4 de septiembre, ella fue lo más pronto hasta Riobamba, a donde habían trasladado a su hermana luego del parto, desde Guamote.

“No pude decirle nada, poco después que llegué nos dijeron que le dio un paro cardíaco”, cuenta. Solo le entregaron los documentos que certificaban su muerte. Luego de eso, ella y sus padres fueron hasta la casa del padre del niño, pero no obtuvieron respuesta.

El bebé que aún no ha sido llevado al pediatra para sus chequeos de rutina, aún no tiene nombre, pero será inscrito como otro hijo de su tía.

Colaboración

Puede ayudar a Ana con un trabajo en el que pueda cuidar del niño, o con donaciones de ropa, pañales y leche de fórmula.

Si desea hacerlo comuníquese al 3956480 ext. 8055.