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¡Toda una vida descalzo, pero luchando!
Limber Ramos es un personaje muy conocido en la provincia de Santa Elena porque recorre todos sus rincones vendiendo mangos y grosellas.

Limber Ramos trabaja de lunes a viernes al pie de una escuela.
Limber Ramos Villao ha andado descalzo toda su vida. La poliomielitis que le dio cuando era niño le quitó la posibilidad de ponerse zapatos por el resto de sus días. Una limitante que el hombre, a sus 45 años, ya no siente porque se le encallecieron las plantas de los pies y su alma aprendió a vencer la adversidad.
Por eso el dolor no existe cuando empuja su triciclo por las asfaltadas, lodosas o empedradas calles de la provincia de Santa Elena.
En su ‘carrito’ -como él lo llama- ofrece mangos y grosellas. No hay rincón de la península donde Limber no haya llegado con sus frutas.
Él todos los días se levanta de madrugada para ir al mercado a comprar lo que desde hace años es su fuente de trabajo. Después de pelar los mangos, los pone sobre un charol de madera, que él fabricó, y sale con el resto de implementos. No hay piedra, vidrio o clavo que atemorice su andar.
En sus tantos años como vendedor ambulante nunca ha tenido una cortadura. Tal vez la coraza que se le ha formado en la planta de un pie y en el tobillo del otro lo protegen de los peligros en esas áreas de la piel.
Este hombre se hizo muy conocido entre los habitantes de Santa Elena porque, a pesar de la limitación que tiene en una de sus piernas, siempre le ha dado duro al trabajo y aún así la pobreza nunca se ha apartado de él. Y pese a que sus días no han sido color de rosa, nada ni nadie ha logrado borrarle la sonrisa de su rostro.
Precisamente por su amabilidad, pasividad, carisma y por el empuje que tiene para salir adelante es que muchos lo aprecian en La Libertad, donde habita.
A su limitación hay que sumarle también algo de su enredado hablar. Por esa dificultad que presenta no se pudo conocer detalles de su vida. No obstante, se hizo entender que a los dos años le dio la enfermedad que deformó su pierna izquierda.
Nació en Colonche y fue llevado desde pequeño a La Libertad, donde lo crió una tía que falleció hace aproximadamente 4 años. En este cantón estudió solo el primer año de educación básica y de allí dejó de hacerlo porque, según él, no había dinero para continuar con los estudios.
Después migraron también a la misma ciudad costera su mamá y hermanos. Se radicaron en el barrio Manabí, y allí residen hasta hoy varios de ellos. Sobre su papá solo refiere que no lo conoció.
Narró que de muy joven le dieron la oportunidad de trabajar en un municipio. Asistía en los baños públicos hasta que luego de un tiempo lo cesaron.
Su falta de preparación académica no contó a la hora de continuar enfrentando a la vida. Incentivado por su tía, armó un charol y salió a vender mangos. Inicialmente lo hacía afuera de la escuela Abdón Calderón, cercana a su domicilio. Allí estuvo hasta que Isidra Suárez, otra comerciante ambulante de golosinas, lo convenció para trabajar al pie de la 11 de Octubre, otra institución educativa donde ella veía más movimiento escolar.
Allí permanece el hombre desde las siete de la mañana hasta el mediodía, esperando que con la salida de los estudiantes le caiga un medio para su alimentación y la de su enferma mamá aquejada por los males que se presentan por el paso de los años.
Una vez que la escuela queda libre de alumnos, el hombre aprovecha para ir a almorzar y prepararse para continuar trabajando en la jornada vespertina. Los sábados, domingos y feriados no descansa. Es cuando más trabaja porque sale a recorrer los demás cantones.
No pierde las esperanzas
Con sacrificios y reducidas ganancias fue como Limber pudo comprarse el triciclo que, aunque no está en las condiciones que quisiera, le sirve para vender con más facilidad su producto. El charol y la bandeja de plástico donde pela la fruta también están deteriorados. Sin embargo, como tiene fe en que vendrán días mejores, tiene la esperanza de que alguien, en cualquier momento, lo ayudará para cambiar sus implementos y su ‘carrito’ que, al igual que la pobreza, también se ha convertido en su inseparable compañero.
Si usted desea ayudar a este popular personaje de La Libertad puede hacerlo llamando al 0997047543.