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¡Venció a la muerte tras superar tres ‘match balls’!
Antes de ser un campeón de tenis de mesa, Ismael Chiquito se sobrepuso a enfermedades y accidentes. Necesita apoyos urgentes para competir en Las Vegas.
Las limitaciones físicas no impidieron que triunfe en su deporte favorito: el tenis de mesa. En apenas siete años ha logrado acumular 23 trofeos y 24 medallas que exhibe en la sala de su casa como muestra de que cuando se quiere, se puede.
Ismael Chiquito Jouteaux fue atacado por una agresiva enfermedad que lo dejó por mucho tiempo prácticamente inmóvil. Pero su fe en Dios y la devoción de su progenitora por la virgen de Guadalupe, lo sacaron adelante.
“Tenía seis años cuando empezaron a hinchárseme las articulaciones. Después descubrieron que padecía de artritis juvenil. Estuve en tratamiento, pero progresivamente fui perdiendo movilidad hasta que a los 10 años quedé casi como un vegetal”, recordó.
Su recuperación fue lenta y dolorosa hasta que pudo sentarse en una silla de ruedas. En agradecimiento al Señor y a la virgen, Ismael se dedicó, por más de 15 años, a dar catecismo en algunas parroquias de Guayaquil.
Luego se alejó por un accidente que sufrió mientras se desembarcaba de una metrovía. Iba para su casa, al norte de la ciudad, cuando una moto lo embistió. Su cuerpo voló por los aires y al caer sobre la calzada se rompió la cabeza y sus piernas sufrieron más daños de las que ya tenían.
Más de un mes estuvo hospitalizado hasta que se recuperó. El deportista cree que esta fue la segunda vez que Dios le dio la oportunidad de vivir.
Buscando la manera de hacer algo fructífero por la vida, optó por el deporte. Primero probó con atletismo. Le gustó la experiencia hasta que viajó a Quito a una competencia. “Allá se me secó la garganta, casi me ahogo, fue fatal. Dije ni más y me metí al baloncesto, pero tampoco me gustó por la mucha fricción, mucho choque y decidí no seguir”.
Después se inclinó por el tenis de mesa y así descubrió su pasión por esta disciplina que le ha dado muchas satisfacciones a nivel local, nacional e internacional.
Pero, antes de conseguir sus glorias, tuvo un tercer encuentro con la muerte. A causa de una peritonitis ingresó nuevamente al hospital y, como en las otras dos ocasiones, salió triunfante.
“Pienso que aún no es mi hora de partir y que algo tengo que hacer por él (Dios), no sé todavía qué es, pero de que hay un propósito hay, y tengo que descubrir qué es para realizarlo”, sentenció.
Ahora, está nuevamente de regreso al ruedo y batallando por conseguir un patrocinio para viajar a representarnos a los Estados Unidos.
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