El dolor por la muerte de sus hijos ha reunido a dos madres que nunca antes se habían visto. Los segundos de sus tres retoños se ahogaron la tarde del miércoles 26 de julio mientras se bañaban en el río Babahoyo, a la altura del malecón de la ciudadela Abel Gilbert 3, en Durán.

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La manabita Jenny Valencia, mamá de Brad Gregori Ávila Valencia, uno de los jóvenes fallecidos, llegó la noche del miércoles, procedente de Esmeraldas, con la esperanza de encontrar con vida a su hijo. Por teléfono le informaron que él se metió a bañar al afluente y que no aparecía.

“Tenía la fe de hallarlo vivo, pero ahora solo le pido a Dios que me ayude a encontrar su cuerpo, quiero darle sepultura a mi niño. Él se ahogó tratando de ayudar a uno de sus amigos”, comentó la señora.

Eduardo Godoy, cuñado de Brad, de 16 años, contó que su pariente llegó a vivir a Durán hace un año porque quería seguir sus estudios secundarios y por la situación que atraviesa su ciudad natal es difícil que los jóvenes puedan acceder a la educación.

“Mi cuñado estaba en primero de bachillerato, su sueño era terminar el colegio y seguir la carrera de Contabilidad Bancaria, él era muy bueno para las matemáticas, sus progenitores son separados y vivía en Durán con su papá”, relató.

A pocos metros de distancia de donde estaba Jenny, con la mirada clavada en el río donde horas antes se ahogó su hijo, Johnny Anthony Guananga Aspiazu, se encontraba Karina Aspiazu.

El muchacho, de 18 años, cursaba el último año de colegio y para ayudar con los gastos de su hogar trabajaba como barbero. “Mi hijo hacía pasantías en una farmacia, este año se graduaba, me decía que soñaba con tener su propio local”, recordó llorando Karina.

Los dos jóvenes residían en la ciudadela Primavera 2 y la tarde del miércoles junto a otro amigo decidieron darse un chapuzón en las aguas del río Babahoyo. El instante en que los jóvenes se ahogan fue grabado por un ciudadano con su celular. En el vídeo, viralizado en redes sociales, no solo se observa el momento en que los chicos se hunden en el agua, sino los gritos desesperados de uno de ellos pidiendo ayuda.

Hasta el cierre de esta edición, los cuerpos de los chicos no habían sido localizados. (AEB

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