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A un ‘pelito’ de quedar aislados
El invierno destruye las vías de acceso a la Reinaldo Quiñónez. Ocho mil habitantes de esta cooperativa, ubicada a un costado de la avenida Casuarina, temen quedarse sin ingreso a sus casas. Claman ayuda al Municipio porteño.

Las tricimotos se destruyen al transitar por la única vía que existe y está llena de huecos y lodo.
Ocho mil habitantes de la cooperativa Reinaldo Quiñónez le rezan a todos los santos para no quedarse sin vías de acceso hacia este sector del suroeste guayaquileño. “Necesitamos ayuda urgente, la calle se va derrumbando y nos podemos quedar aislados”, clamó a EXTRA Santiago Moreira, vicepresidente del Comité Promejoras de este barrio, ubicado a un costado de la avenida Casuarina, más conocida como la entrada de la 8.
Una de las dos calles por donde ingresan y salen los vecinos de la Reinaldo Quiñónez se destruye de a poco. Gran parte del cascajo que fue compactado en años anteriores para mejorar la circulación vehicular ha empezado a desmoronarse y está cayendo al canal de agua que divide en dos la avenida principal.
“Por aquí ya no pueden cruzar los carros, solo a pie, en bicicleta o en motos. Si ocurre lo mismo al otro costado del canal, nos quedaremos sin vía de ingreso a nuestras casas, eso sería terrible”, contó angustiada Marina Delgado, presidenta del Comité Promejoras.
‘No les paran bola’
Delgado cree que la solución para este problema sería la construcción de un ducto cajón o que se realice un empedrado, para evitar que la tierra se desmorone en cada invierno.
“Estamos agradecidos con el Municipio de Guayaquil porque nos ha ayudado con algunas obras, pero ahora necesitamos de ellos de manera urgente. Ese cascajo que colocaron el año anterior fue sacado de las laderas de este mismo sector, no fue un relleno con material bueno. Y ahora eso se está derrumbando”, aseguró la dirigente.
A través de varias solicitudes enviadas al Cabildo porteño, el Comité Promejoras de la Reinaldo Quiñónez ha pedido el levantamiento de un ducto cajón, pero —según los representantes— todo ha quedado en buenas intenciones.
“Desde el 2014 hemos enviado escritos y no se realiza esa obra que nos ayudaría mucho”, indicó Delgado, durante un recorrido que hizo un equipo periodístico de EXTRA por el lugar que está lleno de lodo y malezas, el pasado jueves 16 de marzo.
Los mosquitos
Otro ‘dolor de cabeza’ para los habitantes de este sector es que el canal de agua se llena de malezas en época invernal dando lugar a criaderos de mosquitos. También piden una brigada de fumigación, porque temen el brote de enfermedades contagiosas.
Además, para cruzar el canal de agua, los moradores deben hacerlo por un puentecito hecho con base de hierro y pedazos de madera que en cualquier momento puede colapsar. Sobre esta estructura transitan a diario las madres que asisten al Centro de Desarrollo Infantil ‘Amiguitos de Jesús Nº 33’ para dejar a sus hijos.
Los conductores de las tricimotos son otros de los afectados por el pésimo estado de la vía, ya que sus vehículos presentan daños constantemente.
“Ya no podemos seguir viviendo así, alguien tiene que ayudarnos con el arreglo de las calles”, se quejó Cristóbal Pin, integrante de la Asociación de Tricimotos San Ignacio de Loyola que, por 25 centavos por ‘cabeza’, realiza el recorrido desde la entrada de la 8 (avenida Casuarina) hasta la cooperativa Reinaldo Quiñónez. Este es uno de los principales medios de transporte de los vecinos.
Entre aguaceros, fango y mosquitos, los habitantes de este barrio esperan la ayuda de las autoridades y no quedarse ‘encerrados’ por el posible colapso del camino que los conecta a la Casuarina.
“Alguien puede resbalar y caer”
“Tengo temor que algún niño resbale y caiga al agua, sería terrible”, mencionó Mariana Córdova, coordinadora del Centro de Desarrollo Infantil ‘Amiguitos de Jesús Nº 33’, que atiende a 50 menores de edad del sector.
Córdova es testigo a diario de cómo padres y niños cruzan por un endeble puente de madera que les permite llegar a la guardería, pero que pone en peligro la vida de quienes lo transitan.