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El macabro mensaje de Guacho
Especialistas precisan que el exguerrillero pretende mostrar poder. Además, con los secuestros y asesinatos, Walter Arizala da señales de que no quiere que se metan con él.

La amenaza que representa Guacho repercute en el desarrollo social de Esmeraldas.
Los ecuatorianos aún no asimilaban el atroz crimen de los tres trabajadores de diario El Comercio cuando un mensaje a la nación aumentó la tensión. Un nuevo secuestro se confirmaba y en las pantallas aparecía la imagen de una pareja plagiada por los mismos disidentes del Frente Oliver Sinisterra que mataron al primer grupo.
Atado y con la preocupación en su rostro, Óscar Villacís suplicaba ayuda para él y su pareja, Katty Velasco. Un viaje a San Lorenzo, en Esmeraldas, cambió el destino de ambos que iban a cobrar el dinero de la venta de una motocicleta.
En medio del caótico momento, las autoridades convocaron una reunión del Consejo de Seguridad Pública y del Estado (Cosepe). Sin embargo, desde el pasado 17 de abril —seis días después del secuestro— no se han tenido noticias recientes de Villacís (24 años) y Velasco (20).
Las únicas pruebas que se hicieron públicas fue un mensaje de texto enviado por la muchacha a su familia. Lo demás se sigue manejando con la misma reserva que se mantuvo durante el proceso de negociación de los periodistas plagiados (Paúl Rivas, Efraín Segarra y Javier Ortega).
Ahora, ambos hechos se han juntado para dar un claro mensaje a la población civil y a las autoridades: “no me molesten”. Esa es la apreciación que tiene el director de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), Luis Ángel Saavedra, sobre las acciones que ha tomado Walter ‘Guacho’ Arizala, desde que se lo ligó a los atentados en Esmeraldas.
“Es una demostración de fuerza y de dominio territorial”, opina el especialista. “Está muy claro, más allá del canje de prisioneros y de romper el acuerdo de colaboración antiterrorista con Colombia, que lo que Guacho quiere es conservar el dominio de su territorio”.
En ese sentido, el Ecuador tiene que recuperar la zona y el control de la frontera. “Aunque no estamos de acuerdo que eso sea eminentemente militar”, acota. El presidente del Ecuador, Lenín Moreno, envió mensajes al grupo disidente de las extintas Fuerzas Armadas de Colombia (FARC). Uno de ellos es que la arremetida armada estatal será contundente.
Sin embargo, para Saavedra eso provocará consecuencias muy graves en las comunidades que viven ahí y cuya gente, ahora, está desplazada. Un ejemplo son los habitantes de Mataje que ahora buscan refugio con sus vecinos de San Lorenzo, en la Provincia Verde.
Para él, la presencia del Estado no solamente tiene que ser bélica, sino más integral. “Lo primordial es que se puedan dar opciones de vida a las personas de la frontera. Para que ellas no se vean atraídas por la violencia”, confirma.
Ecuador ha cambiado
“Nosotros no tenemos nada que ver en esta guerra”, fueron las desesperadas palabras del reciente secuestrado. Imploraba la ayuda del presidente Moreno, como lo hicieron los periodistas asesinados en la única prueba de vida que se entregó a las autoridades.
Para el docente y analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Quito, Fernando Carrión, con este segundo secuestro, Guacho envía otro mensaje
“Se entendería que con la presencia de Arizala que cualquier persona puede ser secuestrada”, afirma el experto.
Este mensaje es muy complicado, porque ya no es dirigido a determinados individuos como policías, militares e incluso políticos. El objetivo es generar terror con este tipo de acciones.
Para el analista, los grados de violencia podrían aumentar en la zona fronteriza. Esto porque el cordón limítrofe con Colombia es un escalón de todo el proceso de tránsito de drogas a todos los mercados del mundo.
Las autoridades han insistido en que el Ecuador es un país de paso en la larga trama del narcotráfico. Pero Carrión afirma que el territorio nacional ha sufrido cambios. “El Ecuador ya está inscrito en toda la estrategia general del narcotráfico. Hay grupos que están sacando ventaja de la posición geopolítica del país”, precisa.
Ahora no solo pasan los narcóticos, sino también que se los embodega. Además, se consumen los alcaloides y también se lavan activos, aprovechando el dólar como actual moneda nacional, confirma el docente.
En medio de ese negocio ilícito se encuentra inmersa la población fronteriza, que ha visto en la droga parte de su sustento. Aunque también se debe analizar otras fronteras como son la del Pacífico y la de Perú, áreas vinculadas con ese delito.
El general retirado del Ejército, Paco Moncayo, explicó que el tráfico de estupefacientes representa la más importante actividad económica ilícita de la historia reciente del mundo. “Las estimaciones más recientes sitúan el valor de su mercado en cuatrocientos mil millones de dólares al año, por encima del valor del petróleo”, expuso.
Por ello, las actuales amenazas han cambiado. Según Moncayo, ahora la violencia es múltiple, difícil de identificar y de enfrentar.