La pitadera de carros y el rugir de motores nos contaminan

Las horas pico, en cualquier ciudad son un collage de sonidos que muestran lo ruidosos que podemos llegar a ser: pipiiiiii, rrrrrrmmmm, ¡Venga, suba, suba!, ñññññaaaaaam. Se pita, se acelera, el busetero llama y cuando el semáforo coge, hay frenos de golpe.

Es irritante y todo, pero estamos más que acostumbrados. Lo terrible, sin embargo, está en sus efectos en la salud. Una encuesta (2008) que medía estas alteraciones en las personas arrojó en Bogotá estos resultados:

* Dolor de cabeza. (12%)

* Irritación. (12%)

* Interferencia al hablar. (12%)

* Problemas al trabajar. (9%)

* Dificultad al dormir. (8%)

* Desconcentración. (10%)

* Intranquilidad. (8%)

Resumen: Estrés y más estrés.

Y bueno, ese ruido es tan molestoso que en su nombre —y para evitarlo— se han designado dos días internacionales: Día de la Concienciación sobre el Ruido (25 de abril) y el Día del No ruido (6 de agosto).

Para hacerle honor al primero, la Universidad de las Américas ha publicado un mapa de ruido de Quito; lo terminaron a finales del 2017, pero que como proyecto de investigación continúa.

Miguel Ángel Chávez, docente investigador y vocero del mapa, explica que el ruido es una cuestión cultural que dice mucho de dónde estamos según cómo interactuemos con él.

El protagonista es el ruido vehicular (no se ha considerado aquí la bulla de zonas comerciales, obras de construcción o ventas ambulantes). ¿Por qué si también afecta?

Pues, Chávez asegura que más del 80 % del ruido es generado por el tránsito vehicular y eso es generalizado en otros países. El resto de ‘bullanga’ está muy sectorizado o no es constante.

Para entender un mapa de ruido, primero hay que entender también sus coloraciones.

Los resultados coinciden con anteriores iniciativas —como la de una tesis en la Universidad Internacional SEK hecha en 2009— donde también se determinó que el Centro Histórico de Quito es de las zonas más problemáticas en cuanto a contaminación sonora.

El diseño del lugar, detalla Chávez, también ayuda a que ahí se encierre el ruido: “Hay pendientes, bajadas, calles empedradas y todo es un gran cuadrado”. En general, los quiteños se llevan algo de contaminación acústica durante sus rutinas. Así lo dibujó el mapa en porcentajes.

* 25% está expuesta a niveles perjudiciales de ruido durante el día.

* 40% está expuesta a niveles perjudiciales de ruido durante la noche.

* Eso es una vista general, pero también hay sitios sensibles muy vulnerables al ruido como estos:

* 44% de unidades educativas se encuentra muy expuestas al ruido.

* Centros de salud: 35% durante el día y 57% por la noche.

Para en algo contrarrestar estos males, el Ministerio de Ambiente propone estos 6 consejos:

1. Procura no hacer ruido, respeta el derecho de los demás de estar en un ambiente tranquilo.

2. No uses la bocina del automóvil innecesariamente.

3. Cuando escuches música o mires televisión en un lugar público, procura que el volumen no sea excesivo.

4. No es necesario que grites, modula la voz, para que no molestes a los demás.

5. No cierres las puertas bruscamente.

6. Limita el uso de auriculares, puede afectar tu salud.

¡Pilas! Ahora que entiendes la necesidad de ‘bajarle el volumen’ a la vida, aplica estos tips para cuidar tus oídos.