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El arte drag desde la perspectiva femenina
Carina cadena encarna dos personajes en uno. Ella forma parte de la agrupación Dionisios. En el proceso ha reafirmado su feminidad para representar lo masculino.
Una licra negra, botas tipo militar, una blusa que deja ver el hombro izquierdo, cabello azul, y una voz aguda caracterizan a Carina Cadena. Ella acomoda los vestuarios del espacio que ahora ocupa la agrupación Dionisios en la Casa Somos de San Marcos, en el centro de Quito.
Agarra su cabello para realizarse un moño alto y se sienta para que su mentor, Daniel Moreno, haga la magia con el maquillaje. El pequeño lugar está lleno de trajes coloridos, vestidos, chales, plumas, tocados y máscaras para escoger a la hora de realizar un performance. Pero esta vez la artista se concentra en los personajes que más trabajo le han costado dentro de su vida teatral: Shaks Owl y Heda Vaks.
La caja celeste de donde salen todos los maquillajes se abre sobre una mesa. La transformación inicia con la aplicación de base líquida, un tanto más morena que la piel de la artista. Se esparce sobre el cutis con una esponja, en una mitad del rostro. Enseguida, un lápiz negro da la forma de un bigote y una barba. “Lo importante es difuminar siempre”, explica Carina.
Su maestro le pide que se quede quieta y trate de no hablar mucho para que la caracterización quede impecable. “Ay ñañito, es que hay tantas cosas que contar. Este proceso ha sido muy importante para mí”, dice sonriendo.
Un lápiz dibuja la ceja poblada de Shaks, un poco de sombra café bajo el ojo le da una expresión profunda y un aspecto más varonil. Carina inició con el trabajo drag hace dos años, cuando asistió a un taller de Dionisios. Estos montajes le fascinaron y se puso el reto de representar al sexo opuesto.
Construcción del personaje
La primera vez que hizo de hombre su personaje era un reguetonero, que salió casi improvisado, pero que descubrió muchas cosas sobre sí mismo. La construcción de Shaks Owl no fue fácil, dice que primero debió reconocer su feminidad y reafirmarla para representar lo masculino.
Ella está casada y tiene dos hijos y el teatro ha sido parte esencial de su vida desde hace nueve años. “Pero con este proceso descubrí y reafirmé que soy bisexual. Las chicas también me atraen”, contó sin tapujos.
Su esposo, quien la ha acompañado y apoyado en este camino, lo dedujo y se lo preguntó abiertamente. Ahora la acepta y la respeta tal cual es. No fue fácil dentro de su familia, ni con la comunidad drag, según relata.
En Ecuador y sobre todo en la capital, el arte drag estaba encasillado a la homosexualidad masculina. “Los hombres gais eran los adecuados para interpretar estos papeles. Aparecí y me vestí de drag king y de drag faux”, comenta.
Las interpretaciones se conjugaron en la obra ‘Divas’ en la que Baldomero, un presentador de circo, tiene que lidiar con esta dualidad femenina-masculina. “Me han dicho cosas como: es que no eres homosexual, eres casada y tienes hijos, no puedes hacer drag”, indica mientras el maquillaje ya ha logrado que su rostro se vea varonil.
Su familia se escandalizó con estos personajes e incluso cuestionó la educación de sus hijos. Carina respondió que les enseña el respeto a la diversidad. “Amamos a una persona por lo que es y no porque sea hombre o mujer. El conocimiento del género es importante para ser drag”, manifiesta.
Para complementar el realismo de la representación usan cabello artificial cortado en partes pequeñas que se pegan cuidadosamente alrededor de los labios. “Cuando aún estaba con la barba puesta quise besar a mi esposo y no quiso”, cuenta entre risas.
Luego de una hora, la mitad de Shaks Owl está terminada, en la otra mitad de su rostro cobra vida Heda Vaks. Para caracterizarla usa maquillaje más llamativo. Base de maquillaje más clara, delineador negro que enmarca la forma de los ojos y sombras blancas, roja y azul hacen que la presencia de Heda se haga presente en el lugar.
La escarcha es indispensable, pues el glamour y la extravagancia son los mayores ingredientes para estas llamativas representaciones. Se mira al espejo y sonríe con complacencia, toma escarcha roja y se la aplica sobre una parte de los labios. Las pestañas postizas dan el toque final a su look femenino. La parte dolorosa inicia cuando debe ‘fajar’ sus pechos con cinta para que desaparezcan a simple vista.
No se avergüenza, sujeta sus senos y los coloca hacia atrás mientras su mentor los envuelve con un poco de fuerza. Baldomero ha vuelto a salir, luce un pantalón negro, camisa gris y una corbata por un lado. Por el otro luce una bata blanca de seda con detalles de plumas, una peluca exuberante y unos grandes tacones. Carina ya no está. Es Baldomero el que toma el control del espectáculo una vez más.
No es lo mismo que travestismo
Daniel Moreno es uno de los pioneros en el arte drag en el país y también una de las historias insignes de la comunidad GLBTI. Para Moreno, el trabajo escénico de lo drag significa caricaturizar los rasgos físicos y sociales de los hombres y las mujeres, que no tiene que ver con la atracción sexual.
“No debe confundirse con el travestismo, porque tiene connotaciones y trabajos personales diferentes”, asevera. El travestismo, a decir de Moreno, es la búsqueda de la identidad de otro género a través de la ropa o el maquillaje y tiene como objetivo atraer al otro con esto.
“En mis talleres hablo claramente de esto. He tenido alumnos que lo confunden”, explica. El arte drag deviene en obras de teatro que no son la vida real, asegura.
Para entender
El drag surgió como un elemento dramático durante la segunda mitad del siglo XIX, como una proyección cómica de las nociones sociales sobre el comportamiento, los roles de género y los convencionalismos sociales.
Drag Faux
Mujeres que caricaturizan a una mujer. Exagerando movimientos y rasgos físicos, dentro de una puesta en escena.