En Itulcachi hallaron un nido de cóndores

En Ecuador la población de cóndores no es abundante. En cifras oficiales no asciende a más de cien ejemplares. Esto debido a la pérdida de su hábitat y a la cacería ilegal.

Sin embargo, esta semana se encontró un nido de la especie, en el interior de la quebrada de Itulcachi, en Pijo, nororiente de Quito.

Lo sorprendente del hallazgo es que ningún morador del sector se percató de la presencia de las aves, mucho menos de sus crías.

El cóndor andino es un ave de gran tamaño, que pese a sus aproximadamente 15 kilogramos de peso, puede volar. Sus alas también causan curiosidad, ya que extendidas llegan a medir tres metros.

Son animales carroñeros, que viven en las zonas montañosas y aunque en los últimos años en el país se ha logrado aumentar su población, continúan en peligro de extinguirse.

En el zoológico de Guayllabamba, al norte de Pichincha, tres ejemplares nacieron en cautiverio y fueron liberados en Zuleta, Imbabura, en noviembre de 2016. Estos animales tienen un chip de rastreo satelital, que permite a los expertos analizar su comportamiento monógamo en el entorno natural.

Delitos ambientales

Aunque el Ministerio de Ambiente ha realizado campaña para frenar la casería de los cóndores, dos incidentes causaron indignación en la población.

El primero sucedió en abril de 2013, cuando un grupo de comuneros de Portete, Azuay se fotografiaron con el cuerpo del ave. Al iniciar las indagaciones, los pobladores detallaron que ellos no habían cometido el crimen, diaz después se dio con el responsable, quien recibió la sanción correspondiente.

Según el artículo 437 del Código Penal, la persona “que cace, capture, recolecte, extraiga o comercialice especies de flora o fauna que estén legalmente protegidas, contraviniendo las disposiciones legales, será reprimido con prisión de uno a tres años”.

Sin embargo, el incidente que mayor conmoción causó fue el del cóndor Felipe, rescatado por unos comuneros en junio de 2013 en una hacienda de Quijos, en Napo. El ave estaba herida y fue atendida en la clínica veterinaria de la Universidad San Francisco y posteriormente liberada.

Desafortunamente, el chip de rastreo satelital que tenía dejó de registrar movimiento y Felipe fue encontrado sin vida cerca de la laguna Salayambo, en la misma provincia, donde fue salvado.