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20 personas se dedican a la pirotecnia artesanal en San José de Chimbo
Ellos no le temen a la pólvora, los químicos y el fuego. Vive la adrenalina del día a día manipulando los componentes luminosos que luego transforman en obras de arte que se queman en media hora.
En el pequeño pueblo de San José de Chimbo, en la provincia de Bolívar, cerca de 20 personas se dedican a la pirotecnia artesanal pese a los riesgos de morir quemados en alguna explosión.
Los más veteranos en el oficio aún conservan en su piel las secuelas de pequeños accidentes que casi acaban con sus vidas. Los más jóvenes en cambio, usan nuevos químicos más seguros y que sólo se encienden con el fuego.
Ellos no le temen a la pólvora, los químicos y el fuego. Vive la adrenalina del día a día manipulando los componentes luminosos que luego transforman en obras de arte que se queman en media hora. Iván Mora, de 50 años, aprendió el trabajo desde los 10. Siguió a su padre y abuelo, quienes fueron pioneros en el cantón.
La pirotecnia artesanal tiene cerca de un siglo en el cantón. Los artesanos fabrican castillos, vacas locas y luces para las festividades populares y religiosas del Ecuador. El costo por estos diseños exclusivos va desde $ 700 a $ 1.200, dependiendo del tamaño de las torres y el número de luces con que cuentan.
Pese a que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas exige permisos de funcionamiento y fabricación de fuegos artificiales, solo 20 artesanos lo tienen. Sin embargo, la ilegalidad de otros es un problema que se habla poco y que nadie sabe contabilizar.
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