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“¡Lo más doloroso ya lo viví!”
Mujer que perdió una hija en una balacera y sufrió severos daños físicos, se convirtió en motivadora. Esta es su historia.
“Tenía 8 años. Ella era mi familia, mi mejor amiga, mi compañera, con la que reíamos y compartíamos sueños... Pero de repente, fue como que todo empezó a apagarse, quedé en shock al enterarme que ya no estaba con vida”.
Bella Benavides Zamora estaba hospitalizada y apenas recuperándose de un coma de tres semanas. Había recibido tres disparos y uno de estos ocasionó severos daños al destrozar la mitad de su cráneo. Sus probabilidades de vida eran mínimas, pero sobrevivió.
Fue en una noche de enero de 2015 cuando dos motos, con cuatro sujetos a bordo, rodearon el vehículo en el que se movilizaba y empezaron a disparar, en el sur de Guayaquil.
“Ni siquiera puedo decir que vi a esas personas que provocaron la tragedia. Tuve una pérdida de memoria. En el carro había otras tres personas adultas, muy queridas, y no tuvieron oportunidad de pedir auxilio. Mi hija murió al llegar al hospital”, rememoró.
Para Bella Benavides es duro recordar esa desgracia, pues en ella no solo quedaron secuelas físicas (ver infografía), sino también psicológicas. “Es lo más difícil que he pasado. Puedo decir que lo más doloroso ya lo viví y creo que ahora puedo superarlo todo”, dijo entusiasmada la joven guayaquileña.
Ahora, a sus 32 años, se siente motivada de contar su testimonio en iglesias, escuelas y colegios, a donde es invitada a brindar charlas motivacionales. “Siempre es bueno dar un poquito de mi experiencia y complementarlo con lo que Dios quiere transmitir a cada uno. Así, puedo compartir algo de fe, de esperanza”, expresó.
Por eso, su anhelo es convertirse en alguien que siempre pueda llevar un mensaje. “Quisiera ser seminarista o conferencista, porque necesito ese contacto con la gente. Sin embargo, espero saber cuáles son los propósitos de Dios para mí”, afirmó.
Bella está a un semestre de convertirse en tecnóloga en Administración de Empresas, pues cursa el quinto nivel en el Instituto Tecnológico de Formación. “Es importante dejar un legado, enseñarle algo positivo a los demás, por eso me estoy preparando”, argumentó.
Bella habita junto a sus padres, en el suroeste porteño, quienes le han ayudado a superar su trauma.
“Los dos primeros años fueron los más duros. Antes de las cirugías de reconstrucción me habían escondido todos los espejos, pero en un descuido pude verme. Fue traumatizante, porque lo que vi fue un monstruo. Tenía menos de la mitad de mi cabeza. Para quienes ahora me ven se les hace difícil creer cómo quedé”, señaló.
Luego, con la siguiente frase, culminó su relato: “a veces no entendemos mucho por qué nos suceden ciertas cosas, pero es un propósito de Dios”.
“Mucha gente”
Bella Benavides contó que lleva diez años profesando su fe cristiana y justo antes del atentado empezó a predicar en púlpitos de iglesias.
Aseguró que siempre trató de tener una buena imagen y transmitir un mensaje que sea de provecho. Sin embargo, cuando ocurrió el percance, algunas personas polemizaron el suceso e incluso habrían puesto en duda su fe.
“Cuando pasó el accidente mucha gente se cuestionaba cómo es que siendo una hija de Dios, una mujer creyente, me pasara esto. Creo que es el propósito de Dios”, aseveró.
Y en ese mismo hecho, Bella perdió a quien era su prometido, con quien había soñado casarse. Fue complicado para ella superar todo, pero ahora trata de transmitir a la gente que si ella pudo superar sus grandes problemas, los demás pueden hacerlo con los suyos, “porque Dios sabe a quién le da sus más grandes batallas”.