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Señor taxista: Al mal tiempo, buen servicio
La calidad de la experiencia en el transporte urbano, son decisivas al momento de fidelizar la elección.
A la izquierda, un conductor de Cabify. A la derecha, un cliente intentando ‘negociar’ una carrera con los taxis regulares.
Que si Cabify, que si Uber, que si son irregulares y que si no merecen circular unidades como esas en Guayaquil. De esas posibilidades se habla en 2017 en Ecuador, pero las aplicaciones para el transporte de pasajeros han sido foco de atención mucho antes en México, Italia, Costa Rica, Argentina, Colombia, Panamá y España. Pero ¿Qué activa el descontento?
Bastó que la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) emitiera un comunicado tildando de ‘irregular’ el servicio de Cabify y prohibieron sus operaciones, para que los usuarios ventilen sus experiencias en el transporte amarillo. Viene entonces la inevitable pregunta: ¿A qué tipo de servicio se está acostumbrado?
Los malos ratos se repiten entre casi todos los que alguna vez se subieron a un taxi amarillo:
1: “Prefiero llamar a las compañías que dan el servicio puerta a puerta por seguridad”, Tania Mosquera.
2: “Como tenía que acomodar a mi hijo en silla de ruedas, me demoré en subir. El taxista me dijo: “Si hubiera sabido que estaba así, no la habría cogido”, Cecilia Villegas.
3: “Siempre es el regateo con el precio. De repente hay días en que me quieren cobrar USD 6, se ponen bravos y le quieren ver la cara a uno”, Fernando Suárez
4: “Hace tres años que no cojo taxi, la última vez me hicieron secuestro express”, Karen Zambrano.
Puede que se haya sentido identificado con alguna o puede que le haya parecido exageración. Lo cierto es que luego de tanta queja viene una salida. Fernando Ruiz es especialista en Marketing y para empezar cita un concepto básico: “Hay que descubrir las necesidades del cliente y satisfacerlas”.
Para él, la situación actual ejemplifica el cómo una empresa extranjera (Cabify) se llega a beneficiar del mal servicio que ofrece el taxismo convencional. Georgi Mera es el presidente de la Unión de Cooperativas de taxis del Guayas y cree que su gremio está en la vía correcta: hace 8 meses estrenaron aplicación: Un taxi.
“Lo que pasa es que no se ha difundido y la ciudadanía no conoce de nuestro servicio”, justifica Mera y reclama que corporaciones de fuera vengan a ‘colonizar’ su clientela. Reniega de la falta de trabajo de los colegas, la no regularización de la tarifa del taxímetro y defiende la seguridad que ofrecen las unidades amarillas.
Finalmente, Ruiz insiste en que el problema no es publicitario: “No es tema de promocionar el sistema de transporte sino mejorar el servicio que dan en realidad”.
La tecnología, en cambio, sí hace su parte y sigue en modo ‘acelerar’. La ventana de servicios que por allí se filtran son presente y futuro. Los clientes se mudan al sistema virtual y la elección de uno u otro servicio es más democrática desde un móvil.