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¡105 días penando en vida!

Los padres de la universitaria descuartizada en Guayaquil hablaron con Diario Extra.

La madre de Verónica Silva conserva dentro de una cómoda su ropa.

La madre de Verónica Silva conserva dentro de una cómoda su ropa.Fotos: Christián Vásconez / EXTRA

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Han transcurrido 105 días desde que murió Verónica Jazmín Silva Ruiz y para su madre, Digna María Ruiz Álava, el dolor es cada vez más intenso: no hay día en que no la recuerde.

“¿Por qué no estuve ahí para ayudarla?”, se cuestiona. “Han pasado tres meses y la extraño. Ahora es más difícil que al principio. Antes pensaba que todo era una pesadilla, que al abrir mis ojos la iba a ver sonriente y dándome un beso”, mencionó mientras secaba sus lágrimas con la mano derecha.

El crimen de la universitaria ocurrió el pasado 2 de octubre del 2018 en el solar 7, manzana 2, de la cooperativa Causa Proletaria, del Guasmo sur, en Guayaquil.

Ruiz reveló que la agobia la impotencia de no haber podido salvar la vida de su hija. “¿Cómo no me di cuenta que algo ocurría?, ¿por qué no estuve ahí? Era mi deber de madre protegerla. Nunca imaginé que me tocaría sepultar a mi niña”, se cuestionó.

La mujer anhela conocer los motivos que tuvieron la ‘amiga’ de su hija, Kathleen Layana, y su enamorado, Jhair Bohórquez, para quitarle la vida a sus 21 años. “¿Por qué lo hicieron? Mi hija no era mala. Siempre fue una buena chica, muy dedicada a sus estudios. Le arrebataron sus sueños y no entiendo por qué llegaron a tanto”.

A su hija la vio por última vez a las 08:30 del 2 de octubre. En esa fecha salió de su hogar ubicado en la cooperativa Monseñor Leonidas Proaño, de la Isla Trinitaria, sur del puerto principal, porque iba supuestamente a la universidad a arreglar el horario de dos materias que le chocaban.

“Ese día regresó a casa dos veces. La primera, a pedirme la bendición. Al ratito volvió por la cédula, me di cuenta que le faltaban los aretes y le dije que se los pusiera. ¡Jamás sospeché que sería la última vez que la vería con vida!”.

La madre recordó que en el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de la Policía se identificó el cadáver descuartizado de su hija, pero sus familiares no le permitieron ingresar para ver el cuerpo. “Sé que no lo iba a soportar. Recién ahora vi cómo quedó por unas fotografías que me enseñaron y que son utilizadas para la investigación”.

Contó que se levanta sobresaltada porque en el sueño ve a su hija llamándola; pero a la vez los recuerdos de la primera vez en que la tuvo en su regazo, su niñez, su adolescencia, cuando la ayudaba en su taller de costura y demás la llenan de dolor.

Ruiz dijo que todo ha sido confuso. Sobre todo porque antes de que apareciera el cuerpo, Jhair le envió una solicitud de amistad en Facebook a la hermana mayor de Verónica, Ruddy.

“En ella nos alertaba que algo le había pasado a Vero. En casa estábamos desesperados, teníamos un día buscándola, la noche anterior no llegó. Ya habíamos puesto la denuncia de su desaparición en la Fiscalía”.

La mamá cree “descabellado” pensar que el enamorado participó en la muerte de su hija y en su descuartizamiento. Afirmación que hizo porque la inculpada le declaró a la fiscal que investiga el caso.

“La versión de la chica detenida es que él ayudó a planificar el crimen. Que lo habían hecho la noche anterior”, comentó.

También dijo que por la investigación que ha hecho la Fiscalía conoce que el muchacho quería prostituir a Verónica.

“Él le conseguía los clientes a la otra chica, como mi hija no aceptó seguramente por eso la mataron, no solo fueron celos, hubo algo más”, especuló.

La señora dijo que la pareja sentimental de su hija tendría una página con vídeos pornográficos. “Incluso en varios aparece él manteniendo relaciones sexuales con otras personas”.

Ella piensa que Bohórquez enamoró a su hija porque su intención era prostituirla.

Dolor de padre

El progenitor de Verónica, Alberto Silva, de 47 años, mencionó que desde la muerte de su hija sus vidas se trastocaron. “La mataron sin misericordia”, asegura.

“Al principio dijo que era inocente, pero el testimonio de la muchacha indica que él ayudó a matarla. Mi hija fue directamente a esa casa. Ellos la esperaban para hacerle daño”, comentó el papá.

Silva reconoció que extraña llamar a Vero. La preocupación que demostraba ella cuando él se tardaba un poco más en regresar a casa. “Si nos hubiera contado lo que le estaba pasando la hubiéramos ayudado y seguramente ella ahorita estaría con nosotros. Aún la llamo”, declaró.

Los recuerdos de Vero no solo están intactos en el corazón de sus padres y hermanos. Sus pertenencias también fueron guardadas como un tesoro. Su ropa aún permanece en los cajones de su cómoda.

La mamá explicó que solo sacó y alzó la cama. La guarda en una bodega, el resto está en su lugar. “Es difícil entrar al dormitorio y no verla acostada o leyendo un libro, aún la escuchó decir ‘Veterana, ya llegué’... su partida me desgarró el alma y me quitó las ganas de vivir”, finalizó.

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