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El dramático caso de Michael Chimbo: Exige a la Policía Nacional reparación integral
Michael Chimbo fue la persona que detuvieron el 22 de septiembre como el supuesto involucrado en asesinatos en Durán. Él pide reparación integral
A Michael Chimbo Chimborazo lo declararon muerto el 22 de septiembre de 2024 tras recibir disparos de la Policía Nacional en un supuesto uso progresivo de la fuerza, según informaron esa noche a medios locales.
Sin embargo, casi un año después, el joven de 33 años sigue con vida, aunque enfrenta secuelas permanentes en movilidad, audición, habla y visión, debido a los proyectiles que se alojaron en su rostro y cerebro.
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“Aún tengo una bala en el cráneo; perdí el oído derecho y parcialmente el izquierdo; tengo una placa metálica en la mandíbula con la que reconstruyeron parte de mi boca; no puedo caminar bien ni mover del todo las manos”, vocaliza con dificultad Michael desde su vivienda.
El ingeniero civil fue baleado por la Policía la noche del 22 de septiembre en Durán. Detuvieron su marcha en el Puente de la Unidad Nacional, alegando que estaba implicado en el asesinato y calcinamiento de seis personas esa misma tarde, además de no detenerse en un control policial.
Michael, su familia y su abogado, Paúl Marín, desmienten la versión oficial. “Él no es delincuente; es un joven honesto, trabajador, profesional que fue víctima de un error policial”, asegura su padre, Carlos Chimbo Chela.
¿Qué fue lo que sucedió el 22 de septiembre de 2024?: Esto dijo Chimbo
Michael había ayudado esa noche a un pariente a movilizar una volqueta. Relata que la dejó en la casa de su tío, en la ciudadela Oramas González, para guardarla en el garaje, pues habían estado arreglando el aire acondicionado durante la tarde.
Luego, subió a su camioneta Ford negra, con láminas de seguridad pero sin blindaje, y se dirigió a su hogar, ubicado a pocas cuadras. En el trayecto notó que varias motocicletas, sin balizas encendidas, lo seguían y abrieron fuego.
“Ya habíamos sufrido extorsiones por el negocio de volquetas de mi familia, pensé que eran criminales intentando matarme o secuestrarme. Traté de huir por la avenida Nicolás Lapentti, pero dos balas me alcanzaron y perdí el conocimiento al llegar al puente”, cuenta.

En ese momento, su madre, junto a otros dos hijos y sus nietos, regresaban de viaje y vieron el ataque. “Por cosa de Dios vi que seguían a una camioneta y nos dimos cuenta que era la de mi hijo. Al llegar al puente lo vimos tirado en el piso, en ropa interior, y decían que estaba muerto”, relata la mujer, reviviendo la desesperación.
Ella ingresó a la escena exigiendo ver a su hijo, pero los policías le negaban el acceso. Tras varios minutos de insistencia, le permitieron acercarse junto a otro de sus hijos.
“Él movió un dedo y supimos que estaba vivo. Lo subimos al carro en el que viajábamos, pese a que nos lo impedían, y lo llevamos a una clínica en Samborondón. Allí lo estabilizaron con adrenalina y electroshock. Luego pasó 13 días en coma en una clínica de Guayaquil”, cuenta.
A Michael Chimbo le siguieron un proceso judicial los uniformados: ¿de qué se trata?
La tragedia no solo afectó la salud de Michael, sino que fue acusado de tentativa de asesinato contra los 14 policías que participaron en la persecución, alegando que los embistió con su vehículo. “Él fue procesado por tentativa. Los 14 policías presentaron acusación particular. Durante el proceso, él demostró su inocencia porque las pruebas y relatos de los policías no coincidían con los hechos”, explica el abogado Marín.
El jurista detalla que las pruebas clave fueron las grabaciones del circuito cerrado de la camioneta de Michael y el recorrido satelital registrado por la empresa de rastreo contratada por su familia.
“El fiscal Leonel Pérez dictó un abstentivo a favor de mi representado. Así se archivó la causa y ahora denunciamos a los 14 policías. No estamos en contra del uso progresivo de la fuerza, pero aquí se violaron sus principios fundamentales. Pedimos una reparación integral para Michael y que estos malos elementos sean separados de la Policía. Su vida quedó detenida; no pudo continuar con su profesión y las secuelas son irreparables”, subraya Marín.
Michael ha quedado sin poder laborar
Michael, por su parte, extraña su vida laboral. Ocupaba el cargo de jefe de planta en una concretera en Durán y La Troncal (Cañar), donde viajaba constantemente. “Me gradué en 2016; hice una maestría en Lima y debía convalidar mi título. Ganaba 2.800 dólares al mes. Ahora no puedo trabajar y dejé todo lo que me gustaba”, dice Michael, con lágrimas.
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