Cerca de la escena del crimen, donde yacía el cadáver de un hombre dentro de un vehículo Volkswagen gris, una mujer caminaba con un niño que vestía uniforme escolar. Al ver lo ocurrido, la señora cubrió con sus manos los ojos del pequeño para evitar que presenciara la violenta escena, que causó pánico entre residentes y comerciantes del sector.

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El asesinato se registró la mañana del miércoles 6 de agosto, en la intersección de la avenida Esteros y la calle Cayetano Tarruel, en el sur de Guayaquil. La víctima fue identificada como Luis Romero, de 37 años, trabajador del área de operaciones de la terminal portuaria de la ciudad.

Según relató su familia a los agentes policiales, Romero había recibido amenazas de muerte días antes del crimen.

Testigos indicaron que el ataque ocurrió cuando la víctima detuvo su vehículo por la luz roja del semáforo. A esa hora, debido al tráfico habitual en la zona, un sicario a bordo de una motocicleta aprovechó para acercarse y dispararle.

“Primero se escucharon cuatro tiros, luego cuatro más. Fue una ráfaga de disparos. Era un solo hombre en moto, con el rostro cubierto por una pasamontañas”, contó un morador.

Una fuente policial confirmó que Luis Romero trabajaba en el embarque de mercancía en la terminal portuaria, cumpliendo funciones clave como la colocación de sellos codificados y el manejo de documentación de contenedores.

“Estaba amenazado, según sus familiares. Era responsable de sellar los depósitos que van hacia los barcos. También se mencionó que hubo conflictos laborales recientes y despidos en el área. El martes fue a trabajar al puerto y, tras cumplir su jornada, fue asesinado de camino a casa al día siguiente”, explicó el agente.

El distrito Esteros, donde se perpetró el crimen, registra 164 muertes violentas en lo que va del año, según datos oficiales. Esta cifra se suma a los 1.988 asesinatos reportados en la Zona 8, que comprende los cantones de Guayaquil, Durán y Samborondón.

Los investigadores no descartaban que el asesinato haya estado vinculado con redes criminales que operan dentro o alrededor del sistema portuario.

Se invadió la escena del crimen

La escena fue acordonada por la Policía con cinta amarilla, mientras decenas de personas observaban con temor y consternación. Sin embargo, durante el procedimiento de levantamiento de indicios, varios familiares de la víctima cruzaron la cinta de seguridad colocada por los uniformados e ingresaron al área del crimen.

Consultado sobre este hecho, un agente policial indicó que se permitió el ingreso de los allegados “por empatía”, debido al estado emocional en el que se encontraban.

No obstante, algunos familiares reaccionaron de forma hostil y agredieron verbalmente a los periodistas de medios de comunicación que llegaron al sitio, exigiendo que no se captaran imágenes ni se registraran las pericias realizadas por la Policía.

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