Ellos han visto de cerca la tragedia

Hernán Lucas, Manta (Manabí)
Son testigos de las pavorosas huellas que dejó el terremoto del pasado 16 de abril en la zona cero de Manta. Algunos llevan 30 días completos, otros 17.
Su misión es velar por la salud de sus compañeros, dar seguridad a los bienes abandonados y remover escombros tratando de hacer sus propias historias de una tragedia ya vivida. Son los militares, policías, operadores de máquinas pesadas y socorristas.
Entre el ruido de la pesada máquina y de la caída de los pedazos de losa de grandes edificaciones, un centenar de curiosos realizan fotografías y vídeos desde lo alto de un puente de desnivel de lo que quedó de uno de los pulmones de la zona comercial de la parroquia Tarqui.
Alfonso Ponce, conductor de la excavadora 336, oriundo de San Vicente, y que colaboró con la búsqueda de cadáveres desde la noche de la tragedia, ahora destruye casas inservibles.