Emily Medina nació hace 29 años en Esmeraldas, con osteogénesis imperfecta, una condición genética conocida como ‘huesos de cristal’, que provoca una extrema fragilidad ósea. Desde niña entendió que enfrentaría retos distintos y que era diferente a sus cuatro hermanos mayores, pero también que se distinguiría por su osadía y su fortaleza.

Criada por una madre amorosa y emprendedora, Emily nunca estuvo sola. Su delicado estado de salud requería cuidados constantes: nanas, empleadas y extrema atención. Un simple tropiezo podía fracturarle los huesos. Pero la muerte de su madre en 2021 cambió por completo su vida.

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Asumió entonces la responsabilidad del negocio familiar: un local de víveres y comestibles que, durante la pandemia, se había convertido en el principal sustento del hogar.

Pero con el liderazgo también llegaron los peligros. Fue víctima de extorsiones que la forzaron a tomar una decisión radical: dejarlo todo atrás y migrar.

Víctimas de las ‘vacunas’ y las extorsiones

“Con la muerte de mi madre caí en una depresión profunda. No conseguía trabajo, los negocios se venían a pique, todo se desmoronaba. Comenzaron las amenazas y las extorsiones. Me escribían pidiéndome dinero, tenían fotos, sabían de la venta de los locales. Tengo pruebas de todo. Incluso me presionaron para que me alejara de la política. Fue entonces cuando decidí irme, pese a la oposición de mi familia”, cuenta con resignación.

A pesar de las adversidades, Emily no se ha dejado vencer. Aunque extraña con el alma a su madre -sobre todo en fechas como el Día de la Madre- se aferra a su fe. Dios, asegura, ha sido su guía en cada paso del camino.

Antes de que su primo regresara a Ecuador, hizo una oración frente al mar. Colocó dos papeles dentro de una funda: uno decía “quédate”, el otro, “regrésate”. Sacó el primero. Desde ese momento, está convencida de que eligió el camino correcto.

Lleva tres años en Estados Unidos con asilo político

Con apenas una maleta, su silla de ruedas y la compañía temporal de un primo, Emily llegó a Estados Unidos en 2022. Tres meses después, su pariente decidió regresar a Ecuador; ella, en cambio, se quedó. A pesar del miedo, la soledad y los desafíos de vivir con discapacidad en un país desconocido, persistió. Se impuso una meta: si en tres meses no lograba adaptarse, volvería. Ya han pasado tres años.

“No voy a mentir, el primer año fue durísimo, horrible, tenía que adaptarme, no sabía hacer nada, no sabía cómo hacerlo. Lo bueno es que aquí en Estados Unidos hay muchas facilidades para personas como yo”, contó en entrevista con EXTRA Emily, quien ahora da charlas motivacionales sobre su historia y sus desafíos.

Es abogada, formada en la Universidad de las Américas en Quito, y fue asambleísta alterna en Ecuador entre 2013 y 2017, por CREO, lista 21. A las amenazas que recibió por las llamadas ‘vacunas’, se sumaron las políticas, que fueron el sustento legal para solicitar asilo político en Estados Unidos, proceso que aún está en trámite.

Actualmente vive sola en un apartamento en Miami. Para asombro de muchos, es independiente y se vale por sí misma. Cocina y hace las tareas del hogar. Mantiene una rutina con apoyo externo para labores domésticas más pesadas. “Lo único que no puedo hacer es meter la ropa en la lavadora y arreglar la cama, porque me resulta muy pesado; para eso sí necesito ayuda”, explica.

Trata de llevar una vida normal

Se moviliza en silla de ruedas. Tiene dos: una para uso dentro de casa y otra para salir y poder desplazarse en buses con rampas accesibles, algo que Ecuador no ofrece y que ella lamenta.

Pese a su discapacidad, Emily no está quieta. Trata de llevar una vida normal, sale con amigas a eventos, a tomar algo, y también trabaja. A diario vende pulseras artesanales desde las 15:00 hasta las 21:00, en diferentes playas del sur de Florida. Un día puede estar en Fort Lauderdale, otro en Miami Beach, Hollywood Beach o Palm Beach. Sale con una mochila llena de mercadería, gran parte confeccionada por ella misma, y otras adquiridas al por mayor. Las ganancias le permiten solventar ciertos gastos.

“Migrar no es fácil, pero nunca imposible. He tratado de llegar a más personas para que no se limiten”, indica.

Enamoradiza, intensa y sin miedo a sentir

En lo sentimental, se describe como una persona enamoradiza, intensa, sin miedo a sentir, vivir o equivocarse. Su corazón está ocupado, aunque su situación amorosa, admite, es complicada. Pero el amor -como la vida- lo asume con una filosofía clara: si algo no funciona, siempre vendrá algo mejor.

Vivir sola y tener una condición delicada ha sido un milagro. No ha sufrido fracturas desde que llegó a Estados Unidos. Se cuida al extremo, consciente de que una caída puede tener consecuencias serias y costosas.

Está incursionando como coach motivacional y participa en charlas en iglesias y comunidades, donde comparte su historia de vida y su proceso de adaptación como migrante con discapacidad.

Su vida, sus sueños y su lucha están en Miami

Asegura que no se limita y que su lema es abrir la mente, el corazón y las puertas a todas las posibilidades. No tiene claro si regresará algún día a Ecuador, pero por ahora, su vida, sus sueños y su lucha están en Miami.

“Mi condición ha sido complicada, no lo niego, pero jamás ha sido un obstáculo para seguir adelante. Siento, río, lloro, me enamoro... como cualquier ser humano. Solo que he tenido que aprender a volar con las alas rotas”, dice con firmeza.

Su historia de valentía ha sido destacada en varios medios latinos de Estados Unidos. Gracias a su carisma y perseverancia, ha conocido a artistas reconocidos como Nicky Jam, el grupo colombiano Piso 21, Ronaldinho y Tito El Bambino, quienes incluso le han comprado sus pulseras. También ha sido invitada a teletones, ha compartido momentos con el equipo de la Fórmula 1 y ha tenido la oportunidad de presenciar la competencia.

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