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¡En la calle y con los ‘nervios de punta’!
Manglaralto (Santa Elena) y Playas (Guayas)
Presas del nerviosismo, muchos comuneros no durmieron en sus casas tras sentir las réplicas del terremoto la noche del jueves en varias comunidades de la provincia de Santa Elena.
“La gente está con miedo, nos estamos uniendo para orarle a Dios y que esto termine pronto”, manifestó Santos Tomalá, habitante de Libertador Bolívar, donde varios comuneros pernoctaron a campo abierto o en parques por temor a otro terremoto.
Las réplicas de temblores ocurridas la noche del jueves fueron sentidas con mayor intensidad en las poblaciones del sector norte de la provincia de Santa Elena.
En la zona urbana de la Península las réplicas pasaron casi desapercibidas. “Por aquí se sintió muy leve, pero lo que está ocurriendo nos tiene muy preocupados, gracias a Jesús somos bendecidos porque a pesar de la cercanía con Manabí por acá no han pasado mayores desgracias”, expresó Marisela González, habitante de La Libertad.
En la mañana
El temblor ocurrido la mañana de ayer fue sentido levemente en la zona de Chanduy.
El remezón, que se sintió frente a las costas de Posorja, provocó un gran susto entre habitantes de esta parroquia de Guayaquil y en el cantón Playas.
La tierra se movió a la hora en que muchos trabajadores iniciaban sus labores, por ello, algunos operarios de empacadoras y de otras instituciones fueron evacuados momentáneamente.
Hasta el mediodía, autoridades de estas poblaciones no reportaron daños.
Nuevos refugiados a la Península
Agradecidos con Dios por darle una segunda oportunidad de vida, arribaron ayer al barrio Pacífico, de la ciudad de Santa Elena, quince integrantes de la familia Panezo-Contreras, quienes habitaban en el barrio San Francisco de Asís, en el cantón Pedernales.
Los parientes lograron salir vivos, aunque perdieron todos sus bienes. A Gilbert Panezo, quien es ebanista, se le desplomó la vivienda y las máquinas que tenía en su pequeño taller se destruyeron.
“Venimos a pedirle techo a mi hermana Leida Panezo. Ella vive desde hace muchos años acá en Santa Elena. Allá (en Pedernales) hay mucha necesidad, hace falta agua, alimentos, medicina”, comentó muy entristecida Marianela Panezo, quien perdió su casa y los enseres de su lavandería.
En esta familia hay nueve integrantes menores de edad y seis mayores, todos tienen problemas psicológicos por lo ocurrido.
Mientras unos damnificados llegan a zonas peninsulares, organizaciones y personas siguen enviando sus donativos.
Desde el cantón Playas, el lunes saldrán mas camiones con víveres a localidades manabitas. (JL-NM)