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¡En vigilia por la vida de sus hijos!

Redacción Quito
Escapando del intenso sol de la mañana de ayer, Verónica Zambrano y Lorena Rentería se habían ocultado bajo una carpa blanca, en los exteriores del hospital Baca Ortiz, de la capital.
Las dos madres compartían aquel sentimiento de desolación, luego de que sus hijos, Clarisa y Jahir, de 3 y 11 años, respectivamente, ingresaran a la casa de salud, tras ser víctimas del sismo de 7.8 grados que ‘sacudió’ el país, el pasado sábado.
Verónica, la progenitora de Clarisa, detalló que su pequeña “está muy delicada de salud”, ya que el día del terremoto, en Pedernales, sector Cañaveral, la menor de edad se lastimó fuertemente la cabeza y tuvo que ser trasladada de emergencia a Quito.
Su tía Ángela contó que la niña “fue víctima de la caída de una pared”, mientras la casa en que se encontraba se iba al suelo.
El martes pasado, Clarisa fue intervenida quirúrgicamente y ahora está en recuperación. “No me puedo separar de mi niña hasta no verla bien, me duele el alma cuando me permiten ingresar a la habitación a observarla”, comentó Verónica.
En su rostro están plasmados el cansancio, la preocupación y las malas noches que ha pasado desde que ocurrió la tragedia. Sin embargo, aseguró que “eso no importa, porque primero está la vida de mi hija”.
Su malestar se hace evidente cuando entra y sale del cuarto de reposo en reiteradas ocasiones. Verónica y Ángela se abrazan y juntas lloran y ruegan a Dios por la recuperación de Clarisa y de todos aquellos que fueron afectados por el movimiento telúrico.
Por otro lado, Lorena, la madre de Jahir, llegó desde Esmeraldas, vía a Atacames, parroquia Vuelta Larga. Su pequeño ingresó al hospital porque, luego del seísmo, presentó convulsiones repentinamente.
“Mi hijo sufrió tremenda impresión por el terremoto... En el día sufre hasta tres ataques, por ello lo traje de emergencia a Quito, ya que allá las casas de salud están saturadas”, mencionó la madre, quien aguardaba afuera del lugar con la esperanza de que su niño se reponga.
Ambas progenitoras toman fuerzas y valor para enfrentar los daños que dejó el incidente.

 

Cuatro menores de edad en estado crítico
Catalina Vázquez, gerente del hospital Pediátrico Baca Ortíz, manifestó que llegaron 16 infantes, 9 varones y 7 mujeres a esa casa de salud. Uno de ellos es de Esmeraldas y los demás de Manta, Manabí.
La funcionaria informó que cuatro niños están en cuidado crítico (terapia intensiva), mientras que doce se hallan en los pisos de hospitalización.
Las víctimas graves han recibido tratamiento quirúrgico y son vigiladas en todo momento.
Los niños asilados en el área de hospitalización están en condiciones estables y cuidados por parientes.
Uno llegó con quemaduras y otro con deshidratación. El hospital está listo en todas sus especialidades para recibir a los menores de edad afectados, expresó Vázquez.

Además, han recibido donaciones para los niños y parientes que los están cuidando.(HA)