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Engaño mortal en El Oro: Hombre asesinado en su taller tras falsa emergencia mecánica

Familiares llevaron el ataúd a la escena del crimen para levantar el cadáver. 

El dolor de los familiares era evidente al ver a su ser querido tendido cerca del taller donde laboraba.
El dolor de los familiares era evidente al ver a su ser querido tendido cerca del taller donde laboraba./ Fabricio Cruz

“¡Primo, no te me vayas, levántate!”, eran los gritos desgarradores de un joven que se abalanzó al cadáver de Byron Marcelo Rogel Díaz, de 31 años, a quien asesinaron con cuatro impactos de bala.

El suceso tuvo lugar en la ciudadela 9 de Octubre, en Arenillas, provincia de El Oro. Un hombre, mientras trabajaba en un taller electromecánico, dedicó la tarde del viernes 5 de enero a reparar un automóvil que planeaba entregar a las 18:00.

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Alrededor de las 14:00, dos individuos llegaron al taller en una motocicleta, aparentando que tenían problemas con las luces de la moto y solicitando al mecánico su reparación.

Sin embargo, todo era un engaño; los sujetos se hicieron pasar por clientes con la intención de asesinar a Byron.

Cuando la víctima se percató de que uno de los agresores sacó un arma de fuego, intentó escapar trepando un cerramiento de zinc. A pesar de sus esfuerzos, el victimario reaccionó rápidamente y disparó, impactando a Rogel con dos proyectiles en la espalda, haciendo que se desplomara a ocho metros del taller en un monte.

En ese momento, el delincuente se acercó a Byron y lo remató con otros dos disparos en la cabeza antes de huir en la moto en la que llegaron, junto con su cómplice.

La tragedia llevó a los familiares a comprar un ataúd y trasladar el cuerpo en una furgoneta al Centro Forense de Machala, ya que no había un vehículo de Medicina Legal disponible. A su llegada, la Policía Nacional confirmó la muerte del ciudadano.

La angustia de los familiares se intensificó cuando supieron que el cuerpo sería transportado en el balde de un patrullero policial debido a la falta de un vehículo de Medicina Legal. Tras conversar con los agentes, se llegó a un acuerdo para llevar el cuerpo en el ataúd adquirido.

Edwin Freire, jefe de la Policía Nacional de Arenillas, descartó que se tratara de un robo, calificándolo como un homicidio violento premeditado. Los sicarios, según Freire, buscaron directamente a la víctima, quien no tenía antecedentes penales. A pesar de activar operativos en las vías de escape, no se logró capturar a los asesinos.

Durante la investigación, los expertos en Criminalística encontraron seis indicios balísticos en el taller y en la zona donde cayó el cuerpo, mientras la desesperación de los familiares era palpable al ver a su ser querido tendido cerca del lugar de trabajo.

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