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Crónica

EXTRA halló en Durán la carta que un adicto a las drogas le escribió a su ‘pelada’

El hombre está desesperado por verla. Chupa y fuma como ‘loco’ por ella. Ni la ‘mona’ (abstinencia) lo ha puesto de cabeza como la ausencia de su amada. Según experto, drogodependientes pueden volver la relación un asunto transaccional.

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Fotografía de la misiva escrita por Jorge, el enamorado desesperado.Christian Vinueza / EXTRA

Con paso apresurado y refunfuñando iba una joven de unos 20 años. “Sí que escribes pendejadas…”, expresó mientras un equipo de EXTRA pasaba cerca de ella. Fue una frase corta, pero espesa.

De contextura delgada, metro y medio de estatura, cabello corto, ondulado y despeinado, un tanto ‘eléctrica’, la muchacha caminaba por la ciudadela Los Helechos, etapa 5, en el cantón Durán.

Venía leyendo un cuaderno, del cual arrancó una hoja de líneas que botó, media ‘cabrera’.

Su actitud llamó la atención de uno de nuestros periodistas, quien hacía su recorrido de crónica roja. Él quiso saber qué la molestó tanto y recogió el trozo de papel.

Era una carta de amor, al parecer de su pareja. El nombre del autor es Jorge, quien decía que la iba a amar toda la vida.

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El enamorado reconocía que a ella no le gusta leer, sin embargo, le rogaba que leyera la carta, repleta de jeroglíficos y varias palabras indescifrables. Algunos fragmentos serían todo un desafío hasta para el más diestro arqueólogo.

“Te extraño mucho, tengo dos o tres días que no te veo, no tienes idea de cómo me encuentro desesperado, quisiera verte, escuchar tu voz, ver tu sonrisa, no sé qué hacer, dónde encontrarte”, dice la misiva.

A ratos le sale lo ‘poeta’ y le cuenta que está solo, únicamente en compañía de la luna; y también se vuelve devoto, pues le pide a Dios que toque el corazón de su amada para que esta se reporte, como antes lo hacía.

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Es importante que las personas adictas reciban ayuda de parte de profesionales en la salud mental.Pixabay

Autor ‘Triqueado’

Pero su amor por aquella mujer, que vestía una blusa ligera, un short y sandalias, también lo volvió valiente, ya que reconoce que ha bebido como ‘loco’. Luego se retracta y dice que no tanto, pues “tenía que bajarle la triquera” (fumar base de cocaína).

“Tomo cuando dices o haces algo que me hace doler el corazón… Ahora estoy amanecido del domingo y con la lluvia cojuda me doy cuenta cuánto te amo, que me desespero. Estoy angustiado, sin saber si estás bien, si has comido, si estás con frío, si estás bien del todo. No saberlo me tortura”.

La carta termina con un ligero reclamo: “Si tanto decías que me amabas… ¿Por qué no te reportas, si antes lo hacías?, me decías con quién estabas a tu alrededor”.

En 37 líneas, el hombre le manifiesta su amor y su dolor. Cuando buscamos a la enfadada joven para conocer su reacción por la carta, se había esfumado...

Este pequeño texto revela que el amor también fluye en personas como Jorge y su pareja, quienes por momentos tienen dormida su conciencia debido al consumo de sustancias alucinógenas, pero todavía conservan sus emociones y sus sentimientos.

Por su drogodependencia no hay que deshumanizarlos, porque los adictos también tienen su corazoncito. Como todos. 

Disfuncional y transaccional

En las relaciones de pareja que involucran una dependencia a sustancias estupefacientes, los implicados presentan una alteración a nivel cognitivo que no va a permitir, en la mayoría de los casos, que estas sean saludables, indica Joel Cañarte, psicólogo clínico y experto en adicciones.

“Habrá dependencia, toxicidad y disfuncionalidad. No habrá límites adecuados. Incluso pudiese existir violencia psicológica, verbal o sexual. No están emocionalmente estables, ni son coherentes con su conducta. En algunos casos se vuelven relaciones transaccionales: ‘Te doy droga y tú, afecto’. ‘Te doy droga y tú, sexo’. O viceversa. Es necesaria la ayuda profesional”, advierte el experto en salud mental.