En medio de la emergencia por la falta de agua potable en Quito, uno de los barrios más afectados, Nueva Aurora, ha encontrado una solución inesperada: su propio ojo de agua. Esta vertiente natural, ubicada dentro del Parque Nueva Aurora, se ha convertido en un salvavidas para miles de habitantes del sur de la capital ecuatoriana.

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“Esta fuente nace aquí mismo en el parque. Nosotros la protegimos durante años, cuando la Epmmaps (Empresa de Agua Potable)  intentó quitárnosla”, contó Betty Tumaylle, representante del colectivo Defensores del Parque. “Hoy sirve no solo a nuestro barrio, sino a sectores enteros que no tienen una gota”.

Desde que se iniciaron los cortes, provocados por una rotura en la tubería Mica Quito Sur, vecinos de barrios como El Ejército, La Concordia, Paquisha, El Beaterio, Argentina, Guamaní, Valle Verde y El Paraíso llegan al parque a buscar el líquido vital. “Hasta las 12 de la noche la gente viene con baldes, bidones y tanques”, afirmó Tumaylle.

Comunidad de Quito se organiza para enfrentar crisis de agua

La clave ha sido la organización comunitaria. Nueva Aurora no solo protegió su vertiente natural, sino que ahora la gestiona solidariamente. Desde hace años, el barrio cuenta con una estructura barrial activa que organiza mingas, gestiona mejoras en el parque y trabaja con asociaciones de mujeres y adultos mayores.

“Hemos conseguido maquinaria gracias a una constructora privada, que está adoquinando el área para que las personas no se accidenten mientras recogen el agua”, explicó Tumaylle. “También coordinamos con la Administración Zonal Quitumbe para mantener el orden”.

Quito sin agua potable: vecinos piden intervención urgente al Municipio

Los moradores hacen un llamado urgente al alcalde de Quito, Pabel Muñoz. “Pedimos que los trabajos se aceleren. Si tienen que trabajar día y noche, que lo hagan. El sur de Quito lo necesita ya”, reclamó Tumaylle. 

Nueva Aurora cuenta con más de 26.000 habitantes, según los moradores. Muchos de ellos con departamentos y construcciones multifamiliares. “Aquí no solo abastecemos a los nuestros, sino también a los que vienen de lejos. Y lo hacemos con gratitud y compromiso”, destacó la lideresa.

Este ojo de agua, que se mantiene gracias al trabajo vecinal, es una esperanza en medio de la emergencia. “Esta agua antes se bombeaba. Luego nos pusieron condiciones: o agua potable o la fuente natural. Escogimos conservarla. Hoy esa decisión nos permite resistir”, concluyó Tumaylle.

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