Estoy muy agradecida con Dios por escuchar nuestras oraciones y con toda la gente que estaba pendiente”, así reaccionó una de las hermanas del suboficial Alberto Gómez, luego de que se enterara que fue liberado la madrugada de ayer.

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El uniformado fue secuestrado la noche del lunes 8 de enero mientras prestaba sus servicios en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) Llanos 1, en la parroquia Calderón, del norte de Quito. Horas antes, el presidente de la República, Daniel Noboa, había decretado un estado de excepción por la crisis de inseguridad que se vive en el Ecuador.

Su hermana (bajo reserva) comentó que desde el secuestro sus familiares y amigos cercanos trataban de buscar información con las autoridades, pero no les decían nada. Por eso estaban desesperados.

La esposa de Gómez presionaba con un abogado a la Policía, mientras que los hermanos del agente, al no obtener respuesta, publicaron en las redes sociales una imagen rogando por ayuda.

Además, trataban de que su madre no se enterara de lo sucedido, pero dos días después del rapto le contaron y se puso delicada de salud. Al mismo tiempo, la Fiscalía detuvo a dos personas, quienes serían los secuestradores del suboficial. Ellos supuestamente se llevaron a la víctima en un carro robado.

El 12 de enero circuló otro video en el que Gómez suplicaba por ayuda. Cuando su pariente lo vio, lo único que pensó fue: “sabíamos en nuestro corazón que mi hermano estaba con vida”.

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