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Así celebró sus 15 años la hija de la Prefecta de Cotopaxi, Lourdes Tibán
La ceremonia unió la fuerza de la Pachamama con la memoria viva de su padre. La pachanga se armó en la hacienda Nagsiche con una corrida de toros.
Descalza, con un vestido azul que se fundía con el cielo de la sierra y una capa transparente que dejaba entrever el brillo de su adolescencia, Sanny Millaray avanzó hacia la chacana o cruz andina.
Adornada con flores rojas y hierbas dulces y amargas, la chacana fue el centro del ritual de florecimiento que marcaría su tránsito de niña a mujer. El escenario, la hacienda Nagsiche, en la parroquia Mulalillo del cantón Salcedo, fue testigo de la celebración de los 15 años de la tercera hija de la prefecta de la provincia de Cotopaxi, Lourdes Tibán.
A su alrededor, el viento ondeaba las cintas rojas y azules que colgaban de una chonta. En lo alto, una pluma de pavo real parecía flotar, como si el espíritu del doctor Raúl Ilaquiche, padre de Sanny y fallecido en un accidente de tránsito en diciembre de 2024, estuviera presente.
“La pluma representa al viento, al espíritu. Es la presencia del doctor Raúl, que, aunque ya no esté físicamente, vive en nuestro corazón”, explicó Rosa Elvira Chizaguano, sabia andina y guía del ritual.

Chizaguano habló del movimiento cósmico que invoca a la Pachamama (madre tierra) y al Ashpamama, de las flores que representan momentos alegres y difíciles. Con solemnidad, entregó a Sanny un churito de lana de llamingo, amuleto protector que, según la cosmovisión andina, sana y resguarda. “Este símbolo marca la transición de niña a mujer, recordándole que nunca estará sola”, señaló.
Misa en memoria del doctor Raúl Ilaquiche
Después del ritual, frente a la capilla de la hacienda se levantó un altar para la misa. El sacerdote oró por la memoria de Raúl Ilaquiche y por la salud de la abuela de Sanny, doña Adela.
Entre oraciones y abrazos, Lourdes Tibán presentó a los padrinos de su hija, el abogado Carlos Poveda y Kaya Ilaquiche, pidiéndoles públicamente que acompañen a la quinceañera en su camino.
Una vez finalizada la misa, el momento mas emotivo fue el evento especial de la quinceañera, aquí los padrinos cambiaron las zapatillas a Sanny, de ahí vino el baile del vals donde la festejada bailo con su madre Lourdes Tibán, después con su hermano Ayan y para finalizar con su hermana y madrina Kaya.

La tarde se abrió a la fiesta. En los terrenos de la hacienda, una corrida de toros (actividad, que forma parte de las celebraciones tradicionales en varias comunidades rurales de Cotopaxi) convocó a familiares, amigos, vecinos y miembros de la comunidad. Entre gritos, música y aplausos, la celebración adquirió el pulso alegre y bullicioso de las tradiciones andinas.
Así, entre rituales ancestrales, fe católica y fiesta popular, Sanny Millaray celebró su quinceañera. Fue una jornada de raíces profundas y emociones intensas, un homenaje a su padre ausente y a la herencia cultural que su familia mantiene viva. Un día que unió pasado y futuro, como un lazo invisible que la acompañará en cada paso que dé.
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