Cuando se trata de celebrar a su ciudad, los guayaquileños no escatiman esfuerzos, y contar con una buena ‘cachina’ para asistir a los diferentes festejos se vuelve necesario.

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Por eso, desde inicios de julio, la oferta y la demanda de guayaberas, vestidos albicelestes y zapatos de charol se han disparado, y hay opciones que se ajustan a todo presupuesto.

En la Bahía, el rincón más popular del comercio informal en la urbe, las guayaberas y cotonas (prenda similar, pero sin pliegues ni bolsillos) se exhiben en un sinnúmero de comercios.

Los precios van desde 15 hasta 30 ‘latas’ (dólares), dependiendo de los adornos y la tela. “En mi trabajo celebramos vistiendo ropa tradicional, y cuando piensas en ropa clásica de Guayaquil, la guayabera es lo primero que se te viene a la mente”, dice Gabriel Alvear, quien buscaba una que se adaptara a su presupuesto.

En el caso de las mujeres, el traje de ‘guayaquileña bonita’ y los vestidos largos con encajes en los hombros, blancos y celestes —los colores de la ciudad—, son los más buscados. El rango de precios es tan amplio como las alternativas.

“Quiero ir a trabajar con algo representativo de la ciudad y también estoy buscando ropa para mi bebé, para que salga bien vestidito en las fotos de sus primeras fiestas julianas”, expresa Nathaly Zúñiga, habitante de Pascuales, mientras recorría la Bahía en busca de prendas a precios bajos.

El 'mall del piso" es la opción de los ‘chiros’

Pero para quienes tienen un presupuesto limitado, el mercado Vicente Paúl, en el suburbio, conocido popularmente como el ‘mall del piso’ porque muchas de las ‘cachinas’ se exhiben en lonas sobre el asfalto, es la solución.

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Aquí, el catálogo de prendas de segunda mano es amplio y los precios insuperables: la ‘parada’ completa (zapatos, pantalón y guayabera) se puede conseguir en 20 ‘latas’, y si sabe regatear, hasta para el juguito de balde le alcanza.

“Tengo que comprar para mis dos hijos (niño de 8 años y niña de 6) para un evento de la escuela. Como solo es para ese rato y el año que viene ya no les va a quedar, busco las opciones más baratas”, explica Luis Tomalá, habitante de La Fragata, al sur de la ciudad.

Por eso, su estrategia es simple: hacer un recorrido buscando opciones y preguntando precios, para luego decidir cuáles son los más convenientes. “Además, como no pude traerlos, tengo que calcular la talla al ojo porque tampoco hay devoluciones. Hay que ser meticuloso y tomarse el tiempo para elegir”, apunta.

En el mall del piso se encuentran guayaberas desde 4 dólares, pantalones en $5, zapatos de todas las tallas en 8, y vestidos tan baratos como a 2 ‘yankees’. Con $20 quedas ‘encachinado’ para las fiestas julianas.

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