El ‘solazo’ fue el protagonista durante el Desfile de la Confraternidad, uno de los eventos más representativos que celebra los 489 años de la Fundación de Quito.

(Lea también: La estación del Metro de Quito que fue bendecida por un sacerdote )

Los espectadores llegaron con paraguas para protegerse de los fuertes rayos solares. Unos se cubrían el rostro con hojas de periódico, mientras otros se trepaban a los árboles para tener sombra y tener una mejor vista.

Los más afectados fueron los estudiantes partícipes de la comparsa, quienes tuvieron sus propios ‘ángeles guardianes’ que les daban agua para que no se desmayaran en el recorrido.

Nancy Monta cargaba varias botellas con el líquido vital y acompañó durante todo el recorrido a su hijo Jonathan, quien marcaba el ritmo de la comparsa con el bombo.

La señora se sintió orgullosa de ver a su retoño en el desfile. Comentó que lo apoya desde que tocaba otros instrumentos en la banda de paz. “También es buen estudiante y hace quedar bien a la familia”.

Luego del evento, Monta llevó a su hijo a pegarse un cuarto de pollo para que recargue energías.

En otro punto de la comparsa se la veía a Paola Bravo correr de lado a lado. Ella es docente del colegio Paulo Freile y su misión es ayudar a los alumnos que no ‘jalaban’.

Cuando una estudiante quiso desistir, porque el calor del sol que calentó el asfalto a tal punto que no podía bailar, Bravo le levantó el ánimo y durante algunos metros le hacía una ‘alfombra de agua’ para que sus pies no se lastimen. 

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!