De un disparo acabaron con la vida de Miguel Aspiazu Morán, de 53 años, a las 08:20 del miércoles 12 de mayo, cerca de la intersección de la calle Portete con la Pío Montúfar, en el sur de Guayaquil.

El crimen fue calificado como ‘silencioso’ por los investigadores, pues pocas personas escucharon el tiro descargado en la parte posterior del cráneo de la víctima, según informó el jefe distrital de la Policía, coronel Fernando Vaca.

El oficial explicó que ni siquiera la esposa de Aspiazu, quien estaba dentro de casa, a pocos metros, escuchó algún sonido que llamara su atención.

Las sospechas de los agentes fueron confirmadas por un joven que transitaba por el lugar y observó el hecho violento. Él dijo a los uniformados que el arma, calibre 9 milímetros, portaba un dispositivo que aparentemente comprimió el estruendo del disparo.

Además, detalló que los individuos vestían chalecos y capuchas oscuras, que impedían observar algún detalle de sus rostros. Sin embargo, los peritos de Criminalística analizarían las grabaciones del sistema de vigilancia de un supermercado que está a menos de diez metros de la escena.

El coronel Vaca mencionó que el hecho se desarrolló en los exteriores de la casa de la víctima, cuando habría salido a conversar con un vecino.

Y mientras dialogaba, un sujeto se acercó por su espalda y le descargó el tiro. Luego, otro individuo, a bordo de una moto, lo recogió y escaparon por la calle Portete.

El jefe policial acotó que los testigos y la esposa de la víctima, como parte de las investigaciones, rendirían versiones ante agentes de Delitos Contra la Vida (Dinased) y en la Fiscalía.