Las víctimas mortales fueron siete jóvenes que oscilaban entre los 18 y 23 años, según informaron los bomberos que acudieron a la emergencia. Ellos murieron encerrados en habitaciones de una supuesta clínica de rehabilitación para adictos que, al parecer, se había asentado en la barriada con la fachada de fundación.

El hecho se registró en la calle Q, entre 17 y 18, a pocos metros del estero Salado, en el suroeste de Guayaquil. Algunos lugareños contaron que el sitio operaba desde hace ocho meses y que hace unos 30 días la cantidad de internos habría disminuido de 50 a aproximadamente 15.

Y habría sido uno de ellos, tras un día de haber sido internado, que decidió incendiar un colchón, en su desesperación por salir, contaron los vecinos del lugar. Sin embargo, el supuesto plan no salió bien y provocó la muertes de los 7 internos.

Ellos no pudieron salir porque alguien los había encerrado y asegurado con candados. Es por eso que sus gritos de desesperación alarmaron a la barriada, recordaron los residentes.

Por ese motivo y para que se pueda esclarecerse el suceso, los agentes de la Policía Nacional buscan a los dueños de la supuesta clínica de rehabilitación, para que rindan sus versiones y que la justicia establezca cuáles son sus responsabilidades penales.