El crimen de Manuel Caín, de 58 años, estaba envuelto en un manto de misterio. Él fue asesinado de un tiro en el costado izquierdo del cuerpo, específicamente en la espalda, mientras conducía su pequeño camión, un Hino, de placa HBD-4493.

Sin embargo, en el vehículo no había marcas ni daños ocasionados por el ingreso de algún proyectil. Y tampoco había testigos que informaran con precisión lo acontecido, porque nadie se percató del suceso.

El hecho violento fue descubierto a las 06:30 del sábado 4 de septiembre, cuando moradores del sector El Limonal, en el norte de Guayaquil, observaron que un carro estaba sobre el parterre y que había chocado contra un bordillo del parque lineal, junto al carril de servicio de la autopista Narcisa de Jesús.

Ellos llamaron al Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 y alertaron de un posible accidente de tránsito, en el que se habría quedado dormido el conductor y que aún permanecía inconsciente.

Es por eso que al lugar acudió una ambulancia del Cuerpo de Bomberos, pero los paramédicos descubrieron que, en realidad, Manuel Caín había muerto a causa de un disparo.

El hombre portaba dinero, pero no se lo robaron. Tampoco se llevaron su camión, que era nuevo. Eso llevó a los investigadores de Delitos Contra la Vida (Dinased) a descartar que se tratara de un robo.

Además, tras pedir colaboración al ECU 911 y a la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), los uniformados estlecieron que el hecho violentos e había registrado cerca de las 03:00, de acuerdo a las grabaciones de los sistemas de vigilancia, precisó el comandante zonal, general Fausto Buenaño.

Los agentes buscaban establecer si el atacante circulaba junto a la víctima, con la ayuda de Criminalística.

Tenía otro compromiso

María Obando, esposa del fallecido, contó que él se dedicaba a realizar fletes y que actualmente vivía con otra mujer, aunque aún no se había separado de ella. Él dejó tres hijos en la orfandad.