Fuera de la Gobernación del Guayas, con el grito de "¡justicia para los colegas!", aproximadamente 40 agremiados y dirigentes del Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas rechazaron el secuestro y asesinato de sus colegas Javier Morán y Kenny Pinto.

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Los ciudadanos fueron raptados el 21 de febrero, mientras se encontraban laborando en una obra del Municipio de Guayaquil, en el sector de Flor de Bastión. Al otro día se encontraron dos cuerpos desmembrados en un carro incendiado, que corresponderían a los profesionales.

El grupo de ingenieros, además de exigir que las investigaciones respecto al doble crimen continúen, también pidieron que se les garanticen mejores condiciones de seguridad para laborar, pues están siendo víctimas, principalmente, de extorsiones.

"No estamos de acuerdo con lo que se está viviendo en las obras. La seguridad en ellas está abandonada, está olvidada", comentó Juan Galarza, agremiado al colegio por más de 22 años.

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Según dijo, delincuentes les exigen a las empresas contratistas valores mensuales que rondan los 5.000 dólares, para no robar a los trabajadores ni cometer otros delitos contra ellos.

El doble crimen contra Pinto y Morán, según sospechan familiares del primero de ellos, tuvo que ver con extorsiones que supuestamente se venían dando contra la empresa constructora de aquella obra en Flor de Bastión. Este caso provocó la indignación en el gremio y el pedido de que se garantice la integridad de los colaboradores.

Una delegación del colegio fue recibida a las 10:16 en la Gobernación, con el objetivo de que expliquen sus requerimientos y la situación que atraviesan. Hasta las 11:31, la cita continuaba.

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