Judicial
Guayaquil: ¡Sicario lo abrazó y lo mató!
La víctima era comerciante. Mientras agonizaba, clamó a Dios por su vida. “La sangre de Cristo tiene poder”, habría sido lo último que dijo.
En este lugar estaba la víctima cuando fue atacada. En la calzada quedaron manchas.
El último abrazo que José Antonio Miranda recibió no llegó de parte de un ser querido, sino del asesino que lo sorprendió para arrebatarle la vida, a las 18:30 del domingo 1 de agosto, en la cooperativa Ficoa de Montalvo, del norte de Guayaquil.
Mariano Barcos, un vecino de la víctima, comentó que el criminal habría realizado el gesto aparentemente afectuoso para confundir al perjudicado, quien no tuvo tiempo de reaccionar y por eso habría recibido un disparo a un costado del cuerpo y otros dos en el cráneo.
Una vecina, quien por temor pidió no ser identificada, precisó que las últimas dos heridas fueron, específicamente, en el rostro, pero aun así no murió de inmediato, pues habría tenido el tiempo y la fuerza para encomendarse a Dios.
Los lugareños coincidieron en que el hombre, quien tenía 34 años, clamó brevemente por su alma y luego empezó a repetir: “La sangre de Cristo tiene poder”. Hasta que pereció.
A la mañana siguiente, algunos moradores lamentaron que personas con vehículos que pasaban por el sitio mientras el joven agonizaba en el piso, no colaboraron para trasladarlo a algún hospital.
Vendedor ambulante
José Antonio se dedicaba a la venta de vegetales en diferentes sectores aledaños a su zona de residencia. “Él recorría con una carreta. Siempre cargaba tomate, cebolla, limón... Era bastante conocido por aquí”, indicó Barcos.
El morador también mencionó que la víctima buscaba ganarse la vida de forma honrada, a pesar de los errores que pudo cometer en el pasado, pues en los registros de la Función Judicial se detalla que fue investigado por una presunta tentativa de asesinato.
Por ese motivo, en los archivos policiales se refleja en su prontuario una detención.
Los familiares del fallecido prefirieron no hablar de lo ocurrido.
