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Hombre 'camellador' 'serruchó' a la adversidad

El rumbo laboral de Francisco Rodríguez, como el de muchos, cambió por el coronavirus. Antes era conductor de bus escolar, hoy es carpintero

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‘Camellador’, así se define Paco, quien hace de todo para alimentar a su esposa e hijas.Cortesía

En 2019, Francisco Rodríguez vivía rodeado de los gritos y voces de los alumnos del colegio Americano, norte de Guayaquil, a quienes por cinco años les prestó el servicio de bus escolar. Ahora la ‘sinfonía’ de su vida salen del serrucho, martillo y demás herramientas de carpintería.

Por causa de la COVID-19 tuvo que vérselas para comer, y en su desesperación recordó los conocimientos para trabajar la madera que le dio su padre, los cuales complementa con los tutoriales de YouTube.

Su ingreso económico no es el mismo. Con el bus se hacía 1.100 dólares; no solo movilizaba a los chicos hasta su plantel, también los llevaba a sus cursos extracurriculares y ese era otro billete.

Con la carpintería llega a unos $300 al mes. Hace todo lo que le piden sus clientes, mobiliario en mdf, rh, pino, plywood: anaqueles, camas, roperos, entre otros.

No ha abandonado del todo el servicio de expreso. Hoy moviliza al personal de una empresa, pero asegura que no pagan mucho, pero saca para la ‘gasofa’, aunque con el alza del combustible la cosa se complica. Es más, dice que algunos compañeros están vendiendo sus unidades, pues el mantenimiento les cuesta mucho o porque no tienen para cancelar las cuotas.

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El guayaquileño extraña prestar sus servicios de transporte escolar.Cortesía

Su anhelo es que vuelvan a clases presenciales, pero lo ve lejano con el actual proceso de vacunación, al cual considera más lento que el tránsito.

De regresar a las aulas, asegura que no dejará la carpintería, pues en ella halló la manera de desestresarse y sobrevivir.

Es más, Rodríguez cuenta que su progenitor falleció el año pasado, en pleno pico de la pandemia, murió de un paro cardíaco (tenía problemas en su corazón).  "Me quedé devastado no quería hacer nada, solo pasaba acostado, pero me dije no puedo seguir así y ahí fue cuando comencé con la carpintería", señala el guayaquileño.

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No es el único

Pero él no es el único al que le tocó reinventarse o ingeniárselas para superar la crisis financiera que ha causado el coronavirus en los hogares. Asimismo conoce a otros compañeros, a quienes también les ha tocado dedicarse a otro oficio para poder ‘llevar la papa’ a ‘caleta’.

Por ejemplo, un amigo de él se dedica a hacer delivery y 'camella' con su ñaño, quien tiene un restaurante. De igual manera, hay otro ‘colega’ que está en obras de construcción

Precio: El valor de sus obras son de 150 dólares para arriba, según el tipo de trabajo.